Mi ex, la Reina de las Erinias: enfermedad letal. | Relato
Fibrosis Quística. Que palabrita.
¿Consideran, como yo, que es increíblemente romántico jugar en la lluvia, corriendo con aquella persona que crees amar?
Aun hay fotos de aquel día en algunas redes sociales inactivas (de ella, en particular). Tendríamos apróx. 11 meses de relación cuando sucedió aquella lluvia.
Me da algo de risa escribir esto, recordando todo el tiempo que invertí en ella en mis años mozos en que tenía al dios Cronos comiéndome de la mano. Si justo al escribir esto muero de sueño y agotamiento por una postguardia de 24hrs en mi primer día de Cuarto Año de Medicina. Ya no tengo tiempo ni de recordar cuando fue la última vez que llovió.
Como dato personal te confesaré: para mi, medicina es un capricho. Siempre soñé con Psicología, Marketing, Publicidad o Comunicación Social. Pero acá estoy, consumido por la falta de tiempo, descubriendo verdades y mentiras ancestrales del cuerpo humano. Conociendo lo peor de la humanidad , y su versión más decadente, al tomarles de la mano en el hospital a sabiendas que no hay nada que se pueda hacer.
He visto a tantas personas morir, y familias quebrantadas del dolor, (ora por un infarto, ora por una caída, ora por falla hepática...) que temo entrar en las estadísticas de aquellos estudiantes que ya se insensibilizaron. Pero prometo que una vez si lloré una enfermedad, y eran esas palabritas: fibrosis quística.
Pierde el romance si, mientras corren, tu novia cae al suelo con una crisis de tos, y se pone roja por la insuficiencia respiratoria. Si debes llevarla de vuelta a casa para que tome un brebaje extraño y, entre sollozos, solo te pide que te vayas.
Pierde la diversión cuando suceden golpes abruptos y no entiendes nada de aquello.
La lluvia se hace diluvio cuando al buscar "Fibrosis Quística" en Google te sale:
Es una enfermedad genética que afecta a uno de cada dos mil individuos y es el mal más letal entre la población blanca.
Y el petricor te ahoga cuando conoces su segunda gran tragedia: era víctima de una enfermedad genética que acabaría por ocupar todo su espacio pulmonar hasta morir ahogada, con esperanza de vida entre los 18 y 30 años.
Prometo que no dormí toda esa noche tratando de entender eso, pues no me habló nada al respecto, solo me envió un link con información de la enfermedad diciendo "¡Sálvame!". Una sola palabra con el peso de una roca que me arrastraba en el mar, y si que me hundía.
Una sola palabra que me haría hacer mi proyecto escolar de 4to y 5to (o la ESO, para mis lectores españoles) sobre niveles de incidencia de esta enfermedad y campañas de concientización. Una sola palabra que me haría determinarme a olvidar mis pasiones para enfocar todas mis fuerzas a comprender y curar esa enfermedad.
Una sola palabra que me haría soñar con convertirme en genetista, y salvarla.
Y aunque abandoné ese sueño algunos años atrás, acá estoy. En mi 4to año de Medicina. Viviendo un objetivo edificado sobre otra de sus mentiras, pues aquella segunda confesión en nuestra última llamada aclaraba que ella nunca ha sufrido algo parecido, solo asma.
Odiaba no entender nada sobre aquella enfermedad hace 6 años. Hoy la entiendo.
Odiaba creer haber entendido algo sobre aquella chica. Hoy sé que no la entiendo.
Pero aquí ando, viviendo su mentira.
Cara de postguardia.
Buen usa del conocimiento médico.
Ya no sé si quiero leer más :(
¡No todo fue eso! Hubo mucho que no solo eran tristezas. Ten calma que todo esto tendrá diferentes tintas jaja.
Leer este relato, me hizo recordar la mala experiencia que tuve hace poco en el hospital.
Espero un día poder leer al respecto. Todos podemos hacer arte de nuestras historias, inmortalizar así hasta lo malo para aportarle algo de valor ;)
Me dejaste sin palabras. :(
Como detesto las mentiras.
Que horrible :-( Y lamentable rediseñar la vida de uno para complacer a esta clase de persona. Muy sad, pero el lado bueno es que haces magia con esas experiencias.
¿Qué harías de no tener eso para escribir?
Si, ya se que existen más cosas, pero no son tan interesantes. El mundo gira en torno al young love fallido.
Sin duda, somos consecuencias del total de nuestras mejores y peores decisiones. Somos solo pueblitos a la merced de aleteos de mariposas extranjeras que pueden causar nuestras mayores tempestades.