Hombre soy, nada de lo humano me es ajeno

Esta frase del escritor latino Terencio creo que se refiere a que todo lo que es capaz de hacer el ser humano (bueno o malo) tiene que ver con todos, así lo que hace uno afecta al resto de la humanidad. Hay un cuento de Jorge Luis Borges que cuando lo leí por primera vez me hizo reflexionar profundamente sobre esto, “La forma de la espada”. En él aparece un personaje con la cara marcada por una cicatriz fea y grande, y éste cuenta a otro la historia de un traidor: “Me abochornaba ese hombre con miedo, como si yo fuera el cobarde, no Vincent Moon. Lo que hace un hombre es como si lo hicieran todos los hombres. Por eso no es injusto que una desobediencia en un jardín contamine al género humano; por eso no es injusto que la crucificción de un solo judío baste para salvarlo. Acaso Schopenhauer tiene razón: yo soy los otros, cualquier hombre es todos los hombres, Shakespeare es de algún modo el miserable John Vincent Moon.” Muchas veces cuando escuchamos sobre personas que ahora mismo mueren de hambre en algún lugar, o viven guerras, o que se ven obligadas a salir de sus hogares y emigrar afrontando miles de peligros y riesgos para ellos y sus familias, pareciera que sus penas o tragedias no nos tocasen directamente, porque en nuestra propia piel no sentimos el fuego de las balas o la pesadumbre del hambre, también los medios de comunicación de alguna manera han “normalizado” estas situaciones de crisis o de tragedia, porque al verlas por la televisión es como si fuesen menos reales, algo de ficción, aunque racionalmente sabemos que no es así. Por otro lado cuando sabemos de personas que han inventado curas para enfermedades, que actúan heroicamente para ayudar a otros, o que hacen descubrimientos que van a redundar en beneficios para todos, nos encontramos con dos extremos del hacer y del acontecer humano, y lo cierto es que todo tiene que ver con todos, porque todos formamos parte de la humanidad, como un cuerpo que se reparte en muchos lugares del planeta, segmentados artificialmente por fronteras, y todo lo que hace o vive un hombre nos llena de oprobio o de orgullo a los demás, porque repitiendo con Borges a Schopenhauer, yo soy los otros. Les dejo una serie fotográfica de flores que tomé de noche, porque creo que su belleza muestra la fragilidad a la vez que la fortaleza de todo lo que vive.