El día que aprendí a cuidar un instrumento musical "La Guitarra"

Fue en esos tiempos donde deje el estudio de la percusión “batería y percusión latina” para meterme en el mundo de la guitarra clásica y popular, de eso les contaré en otro post; andaba como niño con juguete nuevo, andaba “fiebruo”, pues, quería comerme la guitarra como recorrer el mundo en siete días, a la velocidad de la luz, a veinte mil leguas de viaje submarino. Recuerdo un domingo bien temprano que me dispuse a salir con guitarra en mano a seguir quemando esa fiebre que corría en mis manos sedientas de tocar y me reuní con unos amigos de infancia, del barrio donde creció parte de mi vida y adolescencia.

Se nos ocurrió la brillante idea de montarnos el techo plata-banda de un centro de atención medica “modulo” allí a la sombra de un árbol practicaba con mi primera guitarra española, y entre el ir y venir de melodías y las pocas canciones que me sabia para ese entonces, se escuchó un grito aterrador: ¡detente!, yo aún concentrado en los arpegios no notaba que el grito lo había dado un funcionario policial de traje en tonos claros y oscuros de azul, tarde me di cuenta que mis pequeños amigos de ese entonces ya habían huido de tal hazaña y me encontraba solo ya y vuelvo a escuchar otro grito pero ahora más cerca y aún más terrorífico: ¡Te dije: que estés detente! ¡Así como leen amigos estemianos! Cuando se impone la autoridad y se hace notar, lo hace con bombos y platillos.

Lleno de pánico me dispongo a la huida pero ya tenía a los uniformados a pocos metros, ya no tenía tiempo de bajar por la ventana donde subimos con toda comodidad, ya casi atrapado no me quedo otra que saltar al vacío, cayendo estrepitosamente al piso, era de esperarse, la altura de esa platabanda medía aproximadamente 3 metros de altura y lo único que me ayudo a amortiguar el golpe fue mi guitarra, quedando como una ballena con la boca abierta agarrada por la cola. Gracias a dios y la musa de dulces melodías pude huir con suerte e ileso, mi guitarra no tanto.

Desde allí aprendí a cuidar un instrumento musical, desde el más mínimo hasta el más importante. A veces de las situaciones más difíciles y duras aprendemos las lecciones que nos marcan y hacen ser en este mundo, este sistema y en esta sociedad.
Espero les haya gustado mi post, para mi próxima publicación les contare sobre mis inicios en el mundo hermoso de la música y las múltiples experiencias que me han dado de manera exitosa este arte hermoso. Un
abrazo @davidcentenor.