LOS HIJOS DE EVA (segunda parte)
Hola steemers, feliz jueves! esta es la segunda parte de este cuento sobre rebeldía y teología, te recomendaría leer previamente las parte anterior...
Antes de comenzar con el cuento, les recuerdo apoyar a el witness @cervantes (que tanto ayuda a la comunidad hispano-parlante).No te olvides de votarlo en la siguiente página: http://www.steemit.com/~witnesses
José despertó confundido a las 7 de la tarde, se encontraba acostado en su habitación, miró a su izquierda y vio sobre su mesa de noche un paño húmedo y un envase con agua que le indicaban que había tenido fiebre y seguramente su madre lo había estado cuidando, bostezó un momento e intentó recordar lo sucedido, cuando, repentinamente y con mucha fuerza, volvieron a su mente las imágenes de aquellos bellos ojos de la rara muchacha, recordando de golpe todo lo ocurrido. Salió rápidamente de su habitación y se sorprendió al ver a la muchacha sentada y tranquila en la sala. Llevaba puesto un vestido viejo de su mamá, uno amarillo con estampado de girasoles. Frente a la muchacha estaban sentados José y su esposa, quienes comentaron a José que llevaban más de tres horas intentando hablar con la muchacha pero ésta no pronunciaba ni la menor palabra, hasta pensaron que era muda o que no hablaba su mismo idioma, sólo los miraba con ese gesto misericordioso de sus ojos azul-violeta y sonreía. José se sentó junto a sus padres e intentó hablarle a la extraña muchacha, que ahora, ya totalmente despierta, brillaba en medio de la sala. Literalmente, su cuerpo irradiaba una pequeña luz blanca desde sus pies hasta su rostro. El joven muchacho un poco nervioso ante la imponente imagen preguntó.
-¿Cómo te llamas?
La joven muchacha, al igual que las otras veces, sonrió pero esta vez sí dejó escuchar su voz a los presentes. De su rojiza boca surgió una voz juvenil pero a la vez imponente, como el de una mujer mayor, que dio vida al nombre de:
-Lilith
Aún los padres de José no salían del asombro producido por la penetrante voz, cuando, ya el Joven muchacho, emocionado, comenzaba a preguntar otras cosas a Lilith. Le preguntó si era habitante del pueblo o si provenía de las afueras de éste, a esta pregunta la muchacha sólo negó con la cabeza, luego, José preguntó por su edad. La muchacha al escuchar la pregunta suspiro un momento, graciosamente se inclinó un poco hacia adelante y dijo calmada.
-Más joven que el tiempo y el cielo, más vieja que los hombres y la muerte.
Justo cuando Lilith terminaba de decir éstas palabras y los presentes en la sala quedaban inmóviles de sorpresa, temor e incredulidad, un estruendo sonaba en la entrada de la casa, era un montón de hombres y mujeres que, como salvajes, intentaban tumbar la puerta de la casa.
Luego de la llegada de José a la costa, más o menos al mediodía, se había corrido el rumor por todo el pueblo de que a Girán había llegado un ángel en forma de muchacha. Los pobladores del viejo pueblo de Girán continuaban siendo muy religiosos, tanto así que una de las figuras más influyentes e importantes en el pueblo era el Monseñor Morreale, un viejo italiano que había llegado a la isla como misionero hace ya más de cuarenta años. La euforia corrió por toda la isla, desde hace más de medio siglo que nada parecía sorprender a los habitantes y con la llegada del "ángel en cuerpo de muchacha" se desató una emoción que terminó en locura colectiva. Locura que al llegar a oídos del Monseñor no sólo sorprendió, sino que contagió, y en un total delirio de facultades exigió a los pobladores que fuera traído ante él el ángel, ya que, como representante de Dios en la isla, era su responsabilidad hablar con el ser celestial y recibir su divino mensaje. El pueblo, bajo la misma emoción del Monseñor, no dudó un segundo en obedecer y salieron disparados a casa del viejo José, que ahora, según decían en la multitud, era un viejo mezquino y egoísta que quería al ángel y sus secretos sólo para él. Así fue como llegaron en forma de jauría a la puerta de José, que cayó sin ningún problema ante la fuerte marea de gente, que entró implacable y, en el mayor acto de salvajismo jamás visto en una isla de tan buenas tradiciones y cultura, tomaron por la fuerza a la "joven" Lilith. Los padres de José estaban inmóviles por todo lo que sucedía, aunque en el fondo pensaban que era lo mejor, habían empezado a sentir temor por la rara muchacha. José, en cambio, sentía un cariño enorme e inexplicable por ese extraño ser antiguo y sentía que era su deber protegerlo. Forcejeó un momento contra la multitud, pero eran demasiados y terminaron arrinconándolo y llevándose eufóricos al ángel, a Lilith.
La muchacha fue llevada a la vieja Iglesia del pueblo que se encontraba frente a la plaza, realmente no ofrecía resistencia, parecía sólo dejarse llevar mientras la luz continuaba irradiando de su cuerpo. Ya en la Iglesia, la multitud la entregó en una cerrada habitación al Monseñor y salieron a esperar emocionados los grandes misterios que develaría el ángel. El viejo señor se sentó frente a la muchacha y empezó a hacer preguntas, intentaba ser lo más gentil pero manteniendo siempre su posición de gran señor elegido por Dios. La muchacha sólo lo miraba con su gesto de misericordia y se abstenía de responder a sus preguntas. El viejo señor comenzaba a impacientarse, sentía que el ángel lo juzgaba con su mirada y en cierta forma se burlaba de él. El viejo, en un intento desesperado, levanto su mano contra la muchacha y ésta lo miró a los ojos y comenzó a reír. El Monseñor quedó paralizado, al darse cuenta de cuántos deseos corrían por su cuerpo, quería golpear con fuerza la cara de esa insolente muchacha, pero a la vez sólo tenía ganas de llorar al ver ese bello ser de rostro infantil y senos juveniles. Monseñor se dio cuenta que deseaba de forma desproporcionada a esa muchacha y sintió mucho miedo y odio, pensó que esto sólo podía ser obra del diablo y que esa hermosa criatura no era más que un terrible y lujurioso demonio. Tomó a la muchacha por el pelo y la llevo a rastras hasta la puerta de la Iglesia, abrió y una multitud enorme de personas lo esperaba, todo el pueblo estaba ahí, hasta José que era sostenido por varios hombres. El Monseñor se paró aún temeroso y consternado, y frente a todos los pobladores alzó la voz.
-Hermanos míos, hemos sido engañados por el mismísimo señor de las tinieblas. Lo que ha llegado hoy a nuestra hermosa isla no se trata de un milagro y mucho menos de un ángel. Se trata de un malicioso demonio, que ha llegado para acabar con nuestra paz y tranquilidad, para romper nuestra comunión con el señor y es mi deber, como Monseñor y protector de este católico pueblo, ordenar la pronta ejecución de este maligno ser.
Bueno amigos, esta ha sido la segund parte de Los hijos de Eva, si te ha gustado o parecido interesante por favor comparte y si quieres conocer un poco más sobre esta historia u otros cuentos, sígueme... Me gustaría que dejaras tu opinión en los comentarios (Una de mis cosas favoritas respecto a publicar en Steemit es poder conocer luego lo que piensan los demás sobre mis escritos).
pd: la ilustración también es de mi autoría, en el perfil de instagram reseñado en mi biografía puedes encontrar otras similares :)
Eres un artista!! Sigue así, muy interesante!!