Despierto gritando tu nombre.

in #spanish7 years ago

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Hospital psiquiátrico José Tiburcio Borda, Buenos Aires.

Encerrado dentro de estas cuatro paredes, estoy sentado frente al espejo. Casi no me reconozco: mis ojos se han vuelto tristes y vacíos. El cabello muestra algunas canas que delatan mi edad. Mis labios son inexpresivos de tanto esconder la sonrisa. Ya no soy aquel muchacho de hace veinte años, en ese entonces sentía que faltaba mucho para comenzar a envejecer, resulta que la vida pasa muy rápido. Recuerdo mi niñez como si no hubiese pasado tanto tiempo y me veo jugando con el carrito de madera que era mi juguete favorito. No recuerdo cuándo fue la última vez que te escribí, quizás han pasado meses o años, ya no tengo percepción del tiempo, mi única referencia es el reflejo que me devuelve el espejo. Debo confesarte (aunque esto ya lo sabes) que nunca he sabido cómo comenzar a escribir, aunque no ha sido mayor problema, ¿Ves? Ya tengo un inicio, el único problema es el poco papel que tengo para escribirte. Todo ha cambiado mucho, los domingos me siguen pareciendo insoportables, a estas alturas ya da igual si es lunes o viernes, en general los días ya me son indiferentes. A veces hay café, está frío y sólo hay una taza, ya no son dos, ni estás sentada al otro lado de la mesa sonriéndome. Mi cotidianidad está reducida a pocos pasos, también estoy encerrado en mí mismo y no puedo escapar, soy prisionero de tu recuerdo que aparece como una sombra que se sienta a mi lado todas las tardes para atormentarme y burlarse de mi ropa. Te asustaría un poco saber que muchas noches despierto gritando tu nombre, con la ilusión de ser escuchado por ti. Intento arrepentirme pero no puedo, no sé si me perdonarías por todo. Sé que los niños están bien aunque no me dejes verlos, espero que pregunten por mí y sepas qué decirles. Ojalá no le digas que estoy encerrado porque no supe diferenciar la realidad de los delirios. Los médicos dicen que ya estoy mejor y que pronto me iré a casa. Tengo miedo porque no estoy seguro de tener un lugar llamado “hogar” que me esté esperando con las puertas abiertas y me reciba con amor. Nunca fue mi intención hacerte daño. Te amé y te sigo amando más que a mi propia vida. Aunque ¿Qué es la vida si tú no estás? La respuesta es fácil: Nada. Ya no me resisto a las inyecciones ni a las pastillas. Comenzaron a formar parte de mi rutina. Sé que cumplir con eso ayudará a que mi salida no tarde tanto. Las únicas voces que sé que me llaman son las reales, sepulté a las de mi mente y quisiera que no salieran más, a veces remueven la tierra y luchan por salir de su tumba, pero me resisto porque me he hecho fuerte y tengo esperanzas de verte aunque sea una última vez.

Danie.
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Muy bueno, me ha hecho reflexionar. Gracias por tu escrito.

¡Gracias a ti por leerlo! Saludos.

Ya te estoy siguiendo para leer más, me ha encantado también el de La voz extraña.

Buenas tardes @dalisett
Echar de menos a alguien amado puede ser muy duro.

¡Hola, @don.quijote! Es así, sobre todo cuando sabes que está ahí pero no puedes hacer nada. Saludos.

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