Que noche la de anoche.

Así de bella estaba yo pensando que lo iba a cautivar apenas él me viera, y así fue, apenas entre a la disco sentí la mirada de varios pero solo me interesaba la de él, un hola fue el comienzo de una noche tremenda. Estas bella me dijo cuando me saludo y estas muy guapo fue mi reaccion al verlo vestido tan elegante o era mi impresión, en fin, la noche era joven y me invitó a bailar, no es la octava maravilla bailando pero se defendía muy bien a mi gusto.

Después de varias horas de fiesta y unas cuantas pasadas de tragos me dijo vámonos, no se si era un pregunta o era una afirmación, la verdad no me intereso porque estaba esperando eso. Salimos y nos montamos en su carro y me dijo: esta noche ninguno amanecerá en su cama, debo decir que estaba un poco sorprendida al ver que fue tan directo.

Empezamos hacer el rico ambiente en el carro, besos humedos iban y venían, caricias a lo largo de todo el cuerpo, mordidas y alguna que otra palabra al oído. Ya empezaba a sentir la humedad y el calor entre mis piernas, pensaba en que tenía que controlarme un poco más, pero no podía. Pase mi mano suavemente entre sus piernas y note que él estaba igual que yo o hasta mas húmedo. No perdí la oportunidad de decirle: te delataste con ese mojado allí abajo y una risa picara con una guiñada de ojo acompañaban mi oración.

Él se rie y me dice lo siento hoy no pude contenerme, llegamos al lugar que él habia elegido para esa noche y entramos, me cargo como recién casados que van a su luna de miel y me lanzo a la cama, el sentido del tiempo se detuvo y lo que habíamos empezado en el carro lo terminamos en la cama de un hotel. Sentir como poco a poco te vas desprendiendo de tanta ropa que terminas pensando ¿porque tanta ropa? el piso quedó forrado de nuestras prendas que al día siguiente parecia que estabamos caminando sobre sabanas.

Al despertar un beso inició el llamado mañanero y no se si eran las ganas o era el primero del día que se sintio mejor que los anteriores, esos besos humedos, las manos grandes apretando mis grandes senos y una mano en la cintura, como ponerme de espalda para entrar dentro de mí, son cosas realmentes que no se pueden describir. Todo lo bueno llega a su final y esta historia también. Él me dejo en mi casa y ya sabía yo, que tendríamos nuevamente poco contacto y hasta otra noche loca donde el tiempo ni las personas nos importen.