Don Moisés, la Güija y el Campanario. Crónicas de una Tiendita (original de @cesinfenianos)
El señor Moisés es un hombre mayor como de sesenta y pico, algo pasado de peso, rubio de ojos claros. Su actitud es jovial y parece no tener problemas, conversador por naturaleza.
Fuente: @cesinfenianos
Moisés viene a la tienda porque tiene una novia que vive cerca y la visita casi siempre, él conoció la tienda porque la prometida le dijo que compró su maquillaje aquí y desde el momento que le regaló unos cosméticos y la chica se emocionó, no deja de llevarle por lo menos una vez al mes un detalle adquirido en la tienda.
Cuando Grecia, la novia, no está lista para salir, le dice espérame en la Tiendita para que no te aburras.
Uno de esos días donde el señor Moisés fue para la tienda, comenzamos a conversar sobre sus experiencias de niño, me dijo que tuvo una época espectacular y no fue otra que cuando su familia lo llevó a la iglesia y se convirtió en monaguillo.
Pertenecía a los jóvenes de la iglesia que se reunían varias veces a la semana, a él como era el monaguillo más joven de la zona le permitían cosas que para otros niños era prohibido, puesto que el Párroco de la iglesia le tenía mucho aprecio. Esa era una de las cosas que le encantaba de ir a las reuniones de la iglesia, podía hacer cosas que en casa de la mamá eran imposible y otras eran simplemente fastidiosas pero como eran muchos buscaban la manera de hacerlas divertidas.
Y Moisés Dividió los Bancos
Una vez que tenían los jóvenes que ayudar con la limpieza de la iglesia decidieron jugar Curlin, un deporte que consiste en que un jugador desliza una piedra y los otros del mismo equipo van barriendo al frente de ella sin tocarla hasta que llega cerca de una diana pintada en el suelo, como era imposible pintar el piso que era de un mármol súper liso y se veía como si el tiempo y las personas no hubiesen pasado jamás por encima de él, sustituyeron la diana pintada por una piedrita pintada con pintura amarilla buscaron 8 piedras (4 pintaron de rojo y 4 de verde) lisas para que deslizaran suavemente por la superficie del mármol y varias escobas y haraganes para limpiar.
Fuente: @cesinfenianos
–Lo primero que hay que hacer es separar las sillas –gritó Moisés, y todos comenzaron a colocar los bancos de la iglesia de un lado al otro para abrir espacio en todo el centro, así como cuando Moisés dividió el mar para que pasara su pueblo huyendo de Egipto , igualito hizo don Moisés en esta ocasión con los bancos de la iglesia y para jugar curlin.
Una vez apartadas todas las sillas de la iglesia, mojaron todo el piso y comenzó el juego se dividieron en equipos y como eran impares el último no le quedó de otra que ser el árbitro de la primera partida y luego escogería su equipo de los que perdieran el primer partido.
Cada chico tomó su escoba o haragán y el que lanzaba agarró las 4 piedras pintadas del mismo color en representación de su equipo.
Moisés fue el primero en tomar las piedras verdes, el resto de su equipo tomó haraganes o escobas y dieron inicio al juego. Como Moisés deslizando la primera piedra y sus compañeros a pulir para que así la piedra llegara más cerca del pin, iban alisando y haciendo fricción al piso de manera rápida y en ocasiones más lenta buscando la precisión perfecta para que las piedras quedarán lo mas cerca posible del pin (una de las piedras más pequeñas y pintada de amarillo).
Cuando el padre Ernesto pasaba, se quedaba un rato supervisando el trabajo de limpieza de la iglesia, en ese momento iniciábamos la limpieza de otras áreas, para que no se diera cuenta de nuestras tremenduras.
Finalmente cuando terminábamos la partida de curlin, la iglesia quedaba totalmente limpia y muy brillante, a tal punto que luego de la primera partida el Padre nos felicitó en el sermón del domingo siguiente delante de nuestros padres, pero mi mamá era fastidiosa y al llegar a casa me reclamaba, –¿tú vas a la iglesia a limpiar? aquí no mueves un plato de la mesa, a ver si comienzas a ayudarme en la casa, –decía mi mamá.
Una vez al mes, hacíamos limpieza en la iglesia, bueno para nosotros era reunirnos a jugar Curlin, llegábamos a casa totalmente exhaustos y el piso quedaba extremadamente pulido. Ordenábamos nuevamente la iglesia y todos quedábamos contentos, excepto mi mamá, que no entendía cuál era su mal humor siempre que le decía que había que limpiar la iglesia.
–¿Y el resto del tiempo que hacían, señor Moisés?, –le pregunté.
–Bueno hijo, habían chicos que eran muy buenos con los instrumentos, ellos tocaban y nosotros cantábamos los coros de la iglesia. –me indica Moisés.
–Todos nos integrábamos en las actividades de la iglesia, aunque éramos unos niños y tremendos, siempre estaba el Padre que veía porque cada uno participara y se uniera al grupo. –continuaba Moisés aclarando.
– Que historia más interesante, me encanta como ustedes de niños eran tremendos y sin darse cuenta colaboraban con la iglesia, –le indiqué.
–Si, yo con el tiempo he pensado que el padre Ernesto sabía y se hacía el loco para tenernos vigilados dentro de la iglesia, era un hombre muy inteligente, –me recalcó con una voz muy reflexiva.
La historia no quedaba solo con el juego de Curlin, una vez se reunieron en la tarde cerca de la hora de la misa de las 6 y subieron al campanario el grupo más tremendo y travieso, por supuesto estaba Moisés, tenían que tocar las campanas para invitar a los feligreses a que se acercaran a la iglesia para escuchar la misa que preparaba con tanto entusiasmo el padre Ernesto.
La Güija y el Campanario
El campanario era nuestro escondite, ese lugar que cualquier grupo de chicos les gustaría tener. Si las campanas o paredes hablaran, no existiría penitencia que cubriera las tramenduras y las cositas pecaminosa que hacíamos.
Una de las que recuerdo fue cuando uno de los compañeros había escuchado que si jugaban a la güija en el campanario, le podían preguntar cualquier cosa y la respuesta iba a ser más rápida y no se equivocaba, era más efectiva.
Fuente: @cesinfenianos
Pero como iban a comprar una güija y llevar esa tabla de madera a la iglesia sin que nadie se diera cuenta y por supuesto subir sin que el Padre lo notara. Bueno ese día comenzó la planificación de aquella sesión de espiritismo en la iglesia.
Se dividieron las tareas entre cada uno de los chicos, a Moisés le tocaba improvisar la güija, Pedrito tenía que buscar la plataforma que se movía sobre el tablero, Jorge era el encargado de llevar una vela amarilla y Carlos los fósforos. solo tenían una semana, porque en 15 días Moisés tenía examen en la escuela y quería saber si lo aprobaría, mientras que Jorge estaba interesado en saber si María su vecina sería su novia, los otros chicos estaban pensando su pregunta.
Se fueron ese día emocionados y con esa sensación de hacer algo diferente, tremendo, algo místico dentro de una iglesia. Cada uno tenía en mente como iban a lograr conseguir lo que le tocaba, sin pensar que podría ser malo, fue lo único que no les pasó por la mente.
Moisés que ya había abierto las aguas (los bancos de la iglesia) para jugar Curlin, no podía fallar esta vez, todos confiaban en él, tenía que pensar cómo hacer la tarea más difícil, la tabla.
Al día siguiente salió a la calle a ver qué podía conseguir para realizar su tabla, fue cuando vio una caja y pensó que podía ser de cartón, la tomó y se la llevó a casa, la colocó en su cuarto, fue a buscar tijeras y marcadores para transformar esa pedazo de cartón en una de las mejores y más efectivas güijas para que le diera las respuestas que él tanto necesitaba, antes del día de la evaluación de matemáticas.
Moisés estaba en pleno diseño y súper distraído, cuando escucha una voz que lo asusta, –¿qué haces?, –le preguntó su hermano mayor. Pegó un salto, –nada, nada, nada, –gritó Moisés.
El hermano seguía parado detrás de Moisés y al ver que era una güija lo que realizaba su hermano, –le dice, –estas loco muchacho, a ver si se te mete un espíritu malo en el cuerpo.
–Nada de eso, yo solo quiero saber si voy a pasar el examen de matemáticas y Jorge si María va a ser su novia, que tiene que ver eso con un espíritu malo, –le recalcó Moisés.
Ustedes son unos niños, solo te digo que es peligroso, he visto gente que queda loca después de jugar esa cosa llamada güija. No lo hagan, –culmina su intervención el hermano, da media vuelta y se va.
Nada detenía a Moisés. Al finalizar su trabajo quedó conforme y muy cansado y se fue a dormir, ese día no descansó, dio muchas vueltas en la cama de un lado a otro, no hubo un mal sueño, ¿Serían las palabras del hermano? pues no lo sabía comenzó a dudar si hacer aquella sesión en la iglesia.
Llegó el día, Moisés se presenta con un cartón doblado y no se veía nada, Pedrito tenía unas chapas de metal pegadas en forma de triángulo, Jorge tenía la vela y Carlos deja ver los fósforos guardados en el bolsillo del pantalón.
Era pasadas las 6, ya había comenzado la misa , se ocultaba el sol, el campanario se oscurecía pero aún se veía bien. Comenzaron abriendo el cartón y aparecieron las letras, Pedro saca el puntero que preparó y Jorge y Carlos se combinaron para prender la vela. Los 4 colocan los dedos índices sobre el puntero, justo en ese momento Moisés tiene una sensación de susto o miedo y retira los dedos, Pedro lo siguió y secuencialmente cada uno los retiró.
–Dios nos está viendo, debemos salir de aquí, –dice Pedro.
–¿Creen que Dios nos está viendo? ¿Solo me gustaría saber si voy a aprobar el examen de matemáticas?, pregunta en voz alta Moisés
Carlos se mueve y sin culpa tropieza el puntero y cae en la palabra "NO" de la tabla. Todos quedan asustados y salen corriendo gritando, aún la misa no culminaba pero no podían quedarse en el campanario y menos en silencio, el terror se apoderó de ellos, al bajar el Padre sin perder el hilo del sermón los ve corriendo por el pasillo.
Los chicos toman el camino hacia el cuarto de los santos, sin pensar entran y se persignan al cerrar la puerta, sentían que todas las esfinges los veían como culpables, ahí estaba la Dolorosa que tenía esa cara de dolor con la que los veía, el Santo Sepulcro y San Judas Tadeo el que puede con todos los imposibles. Todos ellos sabían que habíamos realizado la sección espiritista en el campanario y estaban molestos con nosotros.
Fuente: @cesinfenianos
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Nos quedamos ahí hasta que llegó el padre Ernesto, quien nos sacó de ese cuarto, tuvimos que contarle todo y buscamos lo que se quedó en el campanario, se molestó pero nos confesamos y arrepentimos, nos puso unas penitencias, las cuales cumplimos por un mes.
Moisés más nunca subió al campanario solo y al cuarto de los santos le tenía mucho respeto sobre todo a la Dolorosa.
–Señor Moisés, ¿ha jugado la güija otra vez? –le pregunté por curiosidad.
–Estás loco, ni por equivocación, –me respondió.
Al rato llegó Grecia, Moisés se despide y se van. No le pregunté por el examen de matemáticas, se me pasó. Luego de unos segundos, cerré la tienda y salí corriendo en busca de la respuesta, los alcancé a dos cuadras.
–Señor Moisés, señor Moisés, le grité, varias veces.
–Dime, ¿Pasó algo? –me respondió.
–No, solo quería saber ¿Qué pasó con el examen de matemáticas? ¿Lo aprobó?
–Pensé que no te importaba eso, a todos los que le he contado la historia lo único que me preguntan es si pasé el examen, –agregó Moisés, con una sonrisa en la boca.
–Si, aprobé el examen, no pasó de un susto–complementa el Señor.
Todas las fotos son originales de @cesinfenianos, tomadas con mi celular MotoG y fueron editadas con PicsArt
Que talentoso eres. Una pluma bien diestra... Tus fotos quedaron ideales pars cada nota... Te felicito de veras. Trataré de leer tus obras anteriores. 😉
@yrmaleza muchísimas gracias leer el post, me alegra que qué e gustara. Saludos
Jajaja muy buen relato Cesin! Yo alguna vez la jugué, pero fue la de las moneditas. Con una tabla ni loca... Y menos con lo miedosa que soy!
Éxitos!!!
@myzik jajajajajjaj te cuento que respeto mucho ese juego, pero si lo jugaría por curiosidad. Saludos
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Soy bien miedosa para estas cosas pero no por ello tengo que dejar de reconocer lo bien que escribes jejejeje!! Gracias por compartir amigo!! Saludos! PD: que bueno verte de nuevo publicando...
@yetxuni muchas gracias por leer esta historía, saludos
Me gusto mucho tu historia.
@breili me alegra que te gustara. Saludos bella
Hola mi querido amigo, magnífica historia, con ese dejo tan tradicional, casi pueblerino y al mismo tiempo tan actual!!! Un abrazo y bendiciones @cesinfenianos!!!
@humoalex gracias amigo, viniendo de un poeta ese comentario es un halago, me alegra que te gustara. Saludos.
Uy! Que miedo justamente ponerse a inventar en una iglesia jajajaja. Muy bueno tu relato Cesin
@curivitas jajajajajaj y que no inventa uno cuando es muchacho. Jajajaj gracias por leer estas historias. Saludos.
Excelente post, tienes buen ingenio para mantener el suspenso!
@luijog muchas gracias por tu comentario y muchos saludos.
Amigo, tu historia está genial, me encantó!
Espero el próximo relato, con menos temor. jaja
Que tengas un feliz sábado @cesinfenianos un fuerte abrazo!