Que bellos escritos, ¿honestamente? me estremecieron. Sobre todo el inesperado final, con u toque de ternura, sencillez con ese cierre de:
Estoy viva!
Puedo saborear la luz del sol,
que recorta la cortina,
y el olorcito del café,
que sale de la cocina.
Hermoso!, saludos!