Lo bueno de sobrevivir a los intentos de suicidio, es que tu cerebro se abre para dejar entrar espectaculares epifanías que lamentablemente no hubieras encontrado en otra situación.
Es bastante lamentable el sentimiento suicida, los que lo hemos vivido iniciamos inconscientemente una lucha en nuestro entorno por ayudar a quienes podamos a reconstruir los cimientos de esa vida que perciben destruida.
El pensamiento suicida para mi es sólo el punto y aparte que antecede a un nuevo capítulo, donde el clásico "después de la tormenta viene la calma" cobra sentido. La vida empieza a tener razón de ser y empiezas a formar un caracter inquebrantable, sigues siendo vulnerable pero indestructible, nada ni nadie puede hacerte caer de nuevo en eso. Al menos hasta ahora, creo que a diferencia de los que son adictos a algún hábito nocivo como ingerir drogas o alcohol, el que se rehabilita de ésto, jamás vuelve a sentir rastro alguno de intención de cometer el acto definitivo.
Bienvenidas sean las segundas, terceras, cuartas o más oportunidades.