Eran como las 9 de la mañana, me había desvelado después de salir a tomar unas cervezas con un grupo de amigos y me quedé dormido. Para mí sorpresa, al despertar todo mi cuarto era blanco, desde las paredes y las sábanas hasta mi ropa interior, y yo detesto la ropa interior blanca, al menos en mí.

Esto se me hizo de lo más extraño, pero lo atribuí a las bebidas de la noche anterior, - seguro sigo algo tomado- pensé, y todavía medio dormido me dirigí al baño para lavarme la cara, pero al final opté mejor por darme un regaderazo.

Al salir de la ducha y conforme me acercaba a la habitación, todo iba cambiando de blanco a rojo, incluida la toalla que llevaba alrededor del cuello, y mi ropa interior, y además del blanco, el rojo es otro color que no concibo en la ropa interior masculina, al menos la que yo uso.

De repente veo tendida en la cama, medio cubierta solo por sábanas de satín rojo a Esperanza Gómez, la conocida modelo de Playboy y famosa actriz porno colombiana, y que me dice "Ven para acá papito", con un tonito y una cara que eran como para grabarlas y mostrarle el video a mis nietos, y estos a los suyos, y así sucesivamente hasta el fin del mundo. Como dicen los españoles, estaba yo que flipaba de la impresión.

Ardiendo en deseo me lanzó sobre la cama como si mi vida dependiera de ello, y de repente no sabía donde terminaba Esperanza y comenzaba yo, éramos como un solo ser, como esa diosa hindú que tiene cuatro brazos y cuatro piernas, cuando me dice, "¿que pasa mi vida, no te gusto hoy, me vas a dejar así a medias papi?", y yo sin entender bien que pasaba miro hacia abajo, y noto con tristeza que el alcohol había hecho más que afectar mi percepción de la realidad, había puesto en coma a mi virilidad que sencillamente no daba señales de vida.

Y de repente todo empezó a cambiar de nuevo de color, ahora pasando lentamente de rojo a azul, y así como llegaron, de repente ya no había sábanas rojas, ni almohadas rojas, ni los labios rojos de Esperanza Gómez intentado afanosamente despertar de su sueño a mi hombría, lo que me envolvió de tristeza, y de nuevo esa maldita ropa interior blanca, pero solo por un instante porque también se volvió azul.

Me preparé para ir al trabajo, todo confuso y frustrado, y rodeado por tonos de azul por todos lados. La frase "azul pintado de azul"nunca fue tan cierta como en este caso. Estuve así casi toda la mañana, hasta que recordé la aplicación para meditar que me recomendó mi vecino y decidí darle una oportunidad. Inhale y exhale no se cuantas veces mientras una voz de terciopelo me iba marcando el ritmo con sonidos de pajaritos y olas de fondo, y cuando abrí los ojos todo estaba verde y yo mucho más tranquilo, la serenidad invadió mi cuerpo.

Seguía sintiendo muy raro eso de ver todo de un solo color, pero al menos estos iban cambiando, y la verdad era muy curioso todo el asunto, ya tenía tema para charlar en la siguiente cita con mi psicólogo, que sería muy pronto si las cosas seguían así. Por primera vez desde la triste desaparición de Esperanza, me sentía entusiasmado y lleno de vitalidad, supongo en parte también porque finalmente el alcohol había salido o estaba saliendo de mi sistema.

Y justo en esas cavilaciones me encontraba cuando todo empezó a pasar a tonos de amarillo, incluyendo para variar mi ropa interior. De repente todo eran caminos amarillos como en el Mago de Oz, y contrario a lo que hubiera esperado, todo era brillante y estimulante, tanto que me puse a tratar de encontrar la manera de reencontrarme con Esperanza, ya que si algo valoraba de este bizarro y colorido día, era mi encuentro con ella.

Durante la hora de la comida fuí al bar de la noche anterior para ver si eso me ayudaba a entender lo que estaba pasando, y me preguntó el barman que más había consumido esa noche, ya que en los últimos días había escuchado de casos similares. Después de darle los detalles me dijo que no me preocupara, que los efectos en los casos similares al mío no duraban más de 48 horas.

Esto me alivió y entristeció a la vez, ya que estaba a menos de 24 horas de no volver a ver a Esperanza y su... su todo. Fue en este momento que todo empezó a tornarse negro, y el miedo a no volver a verla me invadió. No me mal entiendan, estoy perfectamente consciente de que esa no era Esperanza Gómez en realidad, sino un efecto secundario de la mezcla de alcohol y fármacos de la noche anterior, pero nunca había tenido una alucinación tan real en mi vida, y créanme que he tenido varias, se de lo que hablo, así que quería repetir la experiencia pero sin el desaguisado de mi encuentro matutino con ella.

Pasé casi todo el resto del día a tientas tratando de encontrar una solución a mi problema. Repetir la mezcla estaba descartado. Era demasiado riesgoso y enfrentaría de nuevo los efectos secundarios que ni siquiera Esperanza pudo contrarrestar. Después de horas y horas finalmente tuve una idea que en teoría podía resolver la situación: un sueño lúcido.

Conforme iba repasando la idea todo iba poco poco pasando de negro a blanco de nuevo, lo que interpreté como una buena señal, pero también como un aviso de que quedaba poco tiempo para llevar a cabo mi plan, que en realidad era muy sencillo: provocarme un sueño lúcido que se mezclara con los efectos secundarios (mi impotencia temporal), de los efectos secundarios del coctél de la noche anterior (mi alucinación con Esperanza Gómez), para que esta vez pudiera completar lo que inicié en la ocasión anterior... o algo así.

Saqué todo lo rojo que tenía para vestir la habitación, tomé un té de Tila para relajarme después de un día extraño, por decir lo menos, me di un baño de agua caliente y me fuí a la cama. Y ahora lo más importante, estar tranquilo y repetir sin parar "cuerpo dormido, mente despierta". Veamos si funciona. Esperanza, ahí te voy.

-Cuerpo dormido, mente despierta. Cuerpo dormido, mente despierta. Cuerpo dormido, mente despierta. Cuerpo dormido, mente despierta. Cuerpo dormido, mente despierta...

-Estás particularmente hermosa esta noche cariño- escucho de repente con una voz varonil de tono seductor. Abro los ojos contrariado y todo está rojo, incluída una vez más mi ropa interior.... pero que es esto ¿una tanga de encaje?, ¡¿Estoy usando una tanga de encaje rojo?!, ¡¡¡pero que carajo!!!

Me levanto de un brinco dejando caer la sábana de satín que me cubría y corro a mirarme en el espejo, y ahí esta ella, Esperanza. Ahí estoy yo... ¡¡Esperanza!!

-¿Qué pasa lindura?, ya estoy listo para hacerlo de nuevo como te gusta picarona, regresa a la cama cariño, prometo esperarte esta vez.

Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.