¿Qué son?

En general, los mandalas han sido utilizados como herramientas de sanación, ya sea realizándolos, coloreandolos o contemplándolos como forma de meditación consciente. Son discos concéntricos que se expanden de un núcleo imitando o reproduciendo con ello una onda de movimiento que lleva a la concentración y a la expansión.

Más allá del misticismo, el psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo Carl Jung fue el pionero en su implementación como herramienta terapéutica. Además de usarlo en sus pacientes lo usaba en su persona y llegó a la conclusión de que cuando se realiza un mandala éste refleja el estado de la psiquis del momento, pues eran representaciones de la mente del paciente, y además de exteriorizar el conflicto proporcionaba un camino al orden e integración al mismo. De allí provienen sus efectos calmantes y sanadores. Jung decía que los mandalas eran la expresión psicológica de la totalidad del ser.

¿Para qué son usados?

✎ Los mandalas son usados como instrumento de diagnóstico y análisis en psicología.
✎ Para meditación consciente, pues fomentan la concentración de la energía y el enfoque en un solo punto.
✎ Desarrolla las capacidades cognitivas pues el colorearlos se realiza una activación equilibrada de ambos hemisferios cerebrales.
✎ Expande la creatividad y la imaginación.
✎ Incrementa nuestro poder de concentración y atención.
✎ Produce un efecto de relajación y tranquilidad perdurable.
✎ Su uso continuo ayuda a reducir problemas de insomnio.
✎El trabajo de introspección coadyuva a la sanación de conflictos.
✎ Disminuye los niveles de stress y ansiedad.

Mi experiencia

En mi caso descubrí los mandalas hace mucho tiempo, me compré mi primera caja de creyones, de adulta, porque no usaba creyones desde mi época escolar. Luego pasó un tiempo y coloreé el primero. Fue un reencuentro con mi niño interior, disfruté la mezcla de colores, de matices, me transporté mientras coloreaba. Y desde ese primer mandala pinté muchos otros junto a un grupo que los estaban descubriendo también. Exploré todas las marcas de creyones del mercado que podía, los tonos pasteles, los nacarados, los fluorescentes, los marcadores escarchados, me compré mi carpeta y los iba guardando. Hubo un tiempo en que coloreaba por lo menos uno al día. Me di cuenta que tenía preferencia por unos colores en particular, conocí personas que los "interpretaban" y puedo decir que fue un buen descubrimiento.

Los mandalas no son mágicos ni representan un portal al “más allá”, pero sí son un buen instrumento de sanación, de relajación y expansión de la consciencia. Durante el tiempo que los pinté con frecuencia puedo decir que mi poder de concentración aumentó, que me volví más creativa, las ideas fluían a mi con facilidad, mi memoria mejoró, soñaba mucho, con muchos colores, y en ocasiones recibí muchos mensajes a través del sueño, proyecté situaciones personales a través de los sueños y en general mi nivel de ansiedad bajó mucho, soy una persona por lo general "acelerada" y los mandalas fueron buena terapia para equilibrarme un poco.

Anímense a experimentar, se los recomiendo, se van a divertir, a relajar y puede que terminen "peleando" con sus hijos por los creyones de turno, porque cuando se le agarra el gusto, el colorear se vuelve adictivo.

Gracias por leerme ¡Hasta la próxima!

• Fotografías de algunos de mis mandalas, relato propio.