Saludos #steemados amigos y amigas:

El tema que les presento hoy ha sido tratado por mi en mi libro electrónico " Repudio al tirano y la tiranía" y en mi antiguo blog "La trinchera de APA". Se los planteo a través de este espacio porque considero que se trata de un aspecto bien importante que nos puede ayudar a mejorar la relaciones entre los habitantes del planeta.

Las prácticas fanáticas o la religión sin criterio

Por: Arturo Pérez Arteaga:.

Una vez, hace muchos años ya, escuché una frase que dentro de mi corto entendimiento me pareció muy acertada: La verdadera ciencia lleva a Dios. Hoy día, estoy cada vez mas convencido de tal aseveración, por lo que soy y siempre seré enemigo de los dogmatismos necios que son incapaces de demostrar nada, tomando como argumento cosas tan absurdas como la blasfemia o el “temor a Dios” y que tienden a pervertir lo que debería ser un mensaje de altura y de inclusión para las personas que buscan en las diferentes religiones su desarrollo espiritual; casi todo en función de intereses particulares, generalmente muy mezquinos. 

Muchos religiosos han abrazado su fe de una manera fanática y enfermiza y lo más peligroso de esto es que en muchas ocasiones arrastran a sus seguidores a estas prácticas poco sanas. Conciben a su Dios y sus creencias como dogmas irrefutables y blindados desde todo punto de vista, basándose en “escrituras sagradas” dentro de las cuales deben basar un comportamiento y que no permiten una mínima desviación de conducta o forma de pensar y por supuesto niegan cualquier posibilidad de duda o de solicitud de explicación, con frases taxativas como “los asuntos de Dios son incuestionables” o “es la voluntad del señor y contra esto nadie puede”.

La duda y la necesidad de explicaciones lógicas y científicas, lejos de representar una herejía o un pecado mortal, es la consecuencia lógica de la capacidad de razonamiento que Dios le permitió tener a los hombres, a fin de poder resolver las situaciones que se le han venido planteando en la vida desde su existencia sobre la tierra. Sin la presencia de la duda y de los ejercicios mentales ejecutados para resolverla no habría podido llegar la humanidad al desarrollo científico y tecnológico que hoy incluso los dogmáticos mas recalcitrantes disfrutan sin ningún sentimiento de culpa y sin manifestar pesar por caer en contradicciones bastante evidentes.

Hace algunos años, muy pocos para mi gusto, la humanidad atravesó por un período de oscurantismo, donde se le sometió a la mas brutal ignorancia por voluntad del poder establecido, que estaba representado principalmente por la iglesia y las monarquías de ese tiempo. Fue en esa época en la cual, todo nuevo pensamiento, toda duda o todo intento de creación eran tratados como herejías, con las tristes consecuencias que podían ir desde la cárcel hasta la muerte en la hoguera. 

En esos tiempos, Galileo debió someter la voluntad de su libre pensamiento a los designios del papa de turno, para evitar una muerte horrible, a pesar de que la historia y la evolución del pensamiento terminaron dándole la razón. ¿Cuántas mentes brillantes se perdieron en esa etapa?, ¿cuántas ideas geniales fueron depositadas en el baúl del olvido por el miedo de perder la vida por el simple pecado de pensar?, ¿qué habría sido del desarrollo de la humanidad si nos hubiésemos atornillado a la idea de que la tierra era plana y no en forma de globo?, ¿qué hubiese pasado si mantuviésemos la idea geocéntrica defendida por la iglesia católica?, ¿dónde estaría el avance científico y tecnológico en nuestro planeta si la humanidad no hubiese atravesado por todos esos años de ignorancia y tiranía?, o peor aún, de haberse mantenido esta etapa: no conoceríamos los vehículos de combustión interna, ni la Internet ni la aeronáutica, o la telefonía celular, las telecomunicaciones serían el sueño de un loco, todo esto, por sólo decir un pequeño ejemplo o todavía creeríamos que los ataques de epilepsia son producto de un demonio que invade a la víctima que está pagando sus pecados y/o los de sus padres.

Apenas en el siglo XX el papa Juan Pablo II ofreció disculpas a la humanidad por lo acontecido con Galileo muchísimos años antes; si la humanidad hubiese adaptado su avance al ritmo definido por los jerarcas de las iglesias del mundo y de algunos de sus monarcas, hoy día apenas estaríamos comenzando el renacimiento con todos los aspectos, positivos y sobre todo negativos que esto implica.

Hoy día, aún hay tiranillos que pretenden dogmatizar a la gente con posiciones tan absurdas como las vistas en la época oscurantista, negándose de forma necia a las realidades que la ciencia día a día demuestra y siendo presa de múltiples contradicciones, manipulan la llamada “palabra de Dios” para adaptarla a su conveniencia y al logro de sus fines que en general no tienen mucho de dignos o nobles. Todo esto ayudados por el dicho popular que reza que “es más fácil creer que leer”.

La era que vivimos, además de ser fuertemente influenciada por los avances de la ciencia y la tecnología, también es una era muy espiritual, donde el hombre ha comenzado de forma masiva a mirar hacia su interior, buscando respuestas no sólo científicas sino espirituales que le llenen y le satisfagan, por esto, es muy importante evitar la invasión de un tirano mal entendido que quiera monopolizar la fe o la creencia, cualquiera que esta sea, con un beneficio particular y muy alejado del bien común. 

El hombre y la mujer del Siglo XXI no se conforman con las imposiciones de fe, sobre todo si éstas no están basadas en prácticas morales consecuentes a los discursos profesados por los líderes espirituales de las respectivas iglesias diseminadas a lo ancho y largo del globo terráqueo; por todo esto, quien intente liderar espiritualmente a la masa debe llenar un conjunto de requisitos básicos que puedan cubrir las expectativas de sus feligreses o seguidores y dentro de estos requisitos es fundamental la coherencia entre el pensamiento, la palabra y la acción tendiente al desarrollo espiritual y moral de las masas.

El papel fundamental de toda religión es aportar al crecimiento espiritual de sus fieles y este crecimiento debe estar de  la mano de la sana participación en sociedad de los mismos, por eso, las imposiciones tendientes a obligar, maltratar, coartar y prohibir de manera taxativa y sin mayores explicaciones, que no permitan un razonamiento válido, terminan desviando el camino de la fe hacia recovecos oscuros que poco o nada tienen que ver con alimentar el ser de luz que cada ser humano tiene dentro de si y que debe ser desarrollado de la mejor manera posible. Las imposiciones o normas de cada iglesia deben apuntar al fiel cumplimiento de preceptos que permitan el desarrollo y crecimiento, no el atraso y la degradación.

En todo esto, el ejercicio de la tolerancia también es muy importante porque como diría el prócer mexicano Benito Juárez: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, o dicho de otra manera, como diría Voltaire: “No comparto lo que dices, pero moriría por defender tu derecho a expresarlo”. Pensamientos ambos, tendientes a respetar la posición, los ideales y las creencias de cada ser humano sin intentos de imponer criterios o de creer que se tiene la verdad absoluta, sobre todo cuando se trata de temas religiosos o políticos.

Realmente me encantaría conocer su opinión al respecto...

-APA-

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Fuente de la tercera imagen  

 

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