Epa y Tolondro

in #spanish6 years ago

Hola amigos de la comunidad Steemit.

En esta oportunidad quiero compartir con ustedes otra historia relacionada con Cumaná. Epa y Tolondro forma parte del libro Blacamán en Maturín y otros relatos.

Siempre me gusta agradecer a quienes tienen la amabilidad de aportarme ideas para superar mis debilidades en literatura. A esta publicación le hice unas correcciones, luego de unas sugerencias de @rjguerra y @adncabrera. Mil gracias compañeros de viaje.

Epa y Tolondro

Nadie como aquel señor, cuya obsesión era recoger los deshechos tirados al piso. De notorias piernas arqueadas, caminaba dando incansables zancadas, cabellos de moticas grises pegados al cráneo, la piel curtida por el inclemente sol, la amplia camisa le acentuaba su delgadez ascética, pantalones de kaki y alpargatas; pasaba el día en una febril e incansable tarea recogiendo papeles, latas, botellas y juguetes traspapelados. La constancia por su trabajo lo hacía un ser relevante, podía conseguírsele frente a la Iglesia Virgen del Valle. Durante quince años lo observé hacer su labor sin alardear ni manifestar fatiga, sólo se le escuchaba decir a viva voz, la cifra para ir enumerando la cantidad de trastes recogidos hasta el momento, luego los colocaba apilados a un lado de la vía. En horas de la tarde algún chofer de microbús le preguntaba:

-¡Epa! Cómo está la vaina, cuántos llevas?
-¡Ochenta y tres!
-Carajo! Buen número, el otro día me dio el 58 y salió de macho. De verdad, ¡Juéguelo! para que vea, este hombre regala la suerte.

El señor Epa, se hizo de un lugar dentro del caos pueblerino de esta pequeña ciudad y su ejemplarizante labor repicó positivamente en un chamo, quien respondía al nombre de Tolondro. Semejante sobrenombre se debía al sobresaliente chichón en la cabeza y una quemada en el pómulo derecho parecido a una lágrima detenida. Se nos estremecía el corazón cuando arrancaba con su arrítmica perorata, cargada de medias verdades.

-Yo salgo a la calle a ganarme la vida, porque mi mamá está sin empleada…

Tolondro tenía el mismo circuito del señor Epa. Repetidas veces al día, tomaba el micro-bus de la esquina de la iglesia Virgen del Valle y se bajaba en la parada El Indio; tiempo justo para presentarse, mostrar la mercancía, ofertarla, recoger el dinero, despedirse, dar las gracias al chofer, bajarse, cruzar la calle y tomar otro bus de vuelta. Como todos los de su condición, tenía días buenos y muchos reveses en la venta de caramelos. Al observar la manera de actuar del señor Epa, se le hizo muy notorio la cantidad de basura que estaban generado los caramelos vendidos por ellos y convenció a los de su pandilla a comenzar a recolectar los papelitos y convertirlos en pelotas; los primeros eran adheridos alrededor de una bola elaborada con la misma “pega de balatá” sacada del fondo de las latas, para darles firmeza y capacidad de rebote. Estas multicolores bolas alegraban las tardes de juegos de la pandillita atolondrada. Algunos de ellos dormían en la plaza Sin Héroe, frente al Fogón de la Arepa, pero Tolondro como temía por su mamá, sentía la necesidad de llegar a su casa, en Barrio Seco, antes de la oscurana.
Al llegar, echaba un vistazo para ver si algo había cambiado, respiraba aliviado al percatarse que el chivo del Lacra andaba suelto. Aún estando preso el Lacra, era el don del barrio, ahora, tenía por mujer a una carajita cubierta de tanto oro que tintineaba al andar. Al Lacra lo agarraron preso porque su cara estaba en las cámaras de la papelería T-Arte, cuando echó el último atraco. Ayer escuchó en la arepera, que la carajita del Lacra pasó por el negocio amedrentando a los dueños, para que no fueran a declarar. Entrando a su casa exhala otro suspiro de alivio, unos adorables ojos lo reciben con un abrazo como si él fuera de roble. Comparte con ella el medio pollo crujiente con hallaquitas, ganado con un trabajito extra que le hiciera al dueño de “Don Pollito”. Últimamente, el señor Martín se ha quejado de dolores de espalda, secuela del último accidente de tránsito, 66 en total. Se dirigió al traspatio, para darse el único baño del día, antes de acostarse. Apenas coloca la sien sobre la colcha floreada se adormece escuchando los dulces murmullos de su madre.

-Trata de dormir hijo. Mario te llamé como el poeta. Como el poeta, que a diario leyera, el hijo de la señora que me recogió de las calles de Antioquia. Aún no se si ella misma me vendió o fue un secuestro del guajiro. Con apenas 15 años, me hizo cruzar la frontera. A los 16 años tras un rodar y rodar llegué a Cumaná para comenzar a trabajar en el paralelo 38, hasta que el Lacra en un arrebato y de un sólo piquetazo me deformó la cara. Quedé preñada de ti, tal vez de él. Finalmente le debo al Lacra, haberme librado del guajiro, aunque lo tenga enterrado boca abajo en el medio del patio, como a los zamuros. Sacudió los malos recuerdos, se hizo a un lado de la cama, cerquita de su oído lo arrulla con el credo. “No te rindas, aún estás a tiempo. Aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo.”

Desde el momento mismo de iniciar sus juegos con las pelotas, los de la pandillita se alimentaban mejor. Sentados frente a un suculento desayuno en la arepera, escucharon un programa El Día de la Tierra; se miraron y se hicieron la gran pregunta de la vida ¿Cuál sería nuestro aporte para mejorar la vida en el planeta? Sintieron una emoción muy dentro de sí, parecida a cuando recibían al rayito de sol de la mañana, filtrándose en lo alto de los apamates y robles de la plaza. Juntos planificaron convertir la basura recogida por el señor Epa en instrumentos musicales. Las botellas las llenaban de agua a diferentes niveles; con las latas de cerveza construyeron charrascas y güiros; las tapas machacadas las transformaron en panderetas y matracas; y con las latas grandes construyeron tambores y redoblantes; con los palos de escoba y tubos hicieron las claves. Listos los primeros juguetes, subieron a los microbuses. Esta vez les colocaron en las manos a los sorprendidos pasajeros, instrumentos musicales, mientras Tolondro daba comienzo a su discurso inspirado por la parábola del colibrí.

-El bosque estaba prendido en llamas y mientras todos los animales corrían pa salvá su pellejo, un picaflol cogía una y otra vez agua del río y la sortaba sobre el fuego ¿Es qué acaso crees que con ese piquito vas a apagá el incendio? le pregunta el León. Yo sé que no puedo solo -responde el pajarito- pero, estoy haciendo mi palte. Como nosotros en este momento, por eso quiero solicitar su ayuda pa con la ciudad, pa con la Tierra. Les pido no tiral más basura por allí, como si juéramos locos. Si alguno de ustedes quiere colaborar con la causa y de paso con nuestra comía, puede adquirir un perol de estos, eso sí, por un precio que no sea ni más ni menos de su valol. Gracias.

Uno de los pasajeros, motivado, tomó una charrasca, un palo para sacarle sentimiento a un deseo: -Willitango, así me llaman y de Aricagua vengo, pongan atención señores, que, aquí les va una espinela, para redondear la idea, de estos muchachos valientes.


Por una verde carretera
Que bordea el Manzanares
Se ven los frescos guamales
Besando la enredadera
A malaya quién pudiera
Ir por el río en canoa
Escribiendo una gran loa
Y viendo como se enlazan
Y con cariño se abrazan
Cumaná y Cumanacoa.

Tolondro regresó contentísimo aquella noche al barrio, llevaba un invitado especial, al señor Epa, para presentárselo a su mamá. Gran sorpresa lo esperaba, el barrio estaba “prendido”, no se distinguían los cohetes de las descargas de metralletas. Unos pica y huye, niños iguales a él, los invitaron a comer tarcary de chivo.

¡Hasta el próximo encuentro!

@equipocardumen

Sort:  

Hermoso de verdad, una pelota con papel de caramelos, que buena idea aunque ahora ni caramelos se pueden comprar. Un abrazote. @antolinamartell

Que joya de relato, @antolinamartell! Me averguenza no haber leido ese libro. Tengo que hacerme de una copia (o compilarlo desde tus posts, que sigan las entregas).
Es crónica, es poesía, es cuentacuentismo del mejor, y adornado con la poesía de Benedetti:

No te rindas, aún estás a tiempo. Aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo.

Que mensaje conservacionista tan hermoso, como tantos otros que genera el mismo caos de la ciudad. Es solo cuestión de los sentidos a las soluciones que genera el mismo problema.

Una historia que ilustra a una ciudad, pude ver los personajes y sus deseos. Muy bien contada tu crónica, fue un gusto leerte. Saludos.

La mejor forma de pasar el rato en Steemit. Leyendo cositas así. ❤️‍

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Linda crónica,@antolina, lindo mensaje . todo el mundo puede hacer algo por su entorno, aun héroes anónimos sin bustos en las plazas.

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