Sigue lloviendo, igual salgo pero me empapo,
las calles ya no resisten ya tantas lágrimas,
me le uno al clima y también lloro desconsolado,
te fuiste y la ciudad y a mí nos dan ganas de llorar.

Cuéntame si donde estas ahora llueve seguido,
si estás atrapada en tu cuarto mirando la ventana,
pensando si valió la pena cambiar de lugar en el mapa,
quizás mis lágrimas tendrían un motivo justificado.

Llora el cielo y no sé como calmarlo,
se deshace en despecho de tantos relámpagos,
se rehúsa a sanar la herida, y ahora llora sangre,
se desangran de a poco los ángeles.

Se acabo el roció y ahora quedaron los suspiros,
pero el cielo insiste en permanecer frió,
las nubes grises tapan al sol que tanto has querido,
mientras vago por la ciudad buscando las lágrimas que he perdido.

Los pañuelos me exigen que no los siga usando,
que se ahogan, parecen ellos los que han llorado,
pero miro al cielo, se que perdí el consuelo
y las palabras de aliento para que el sol salga de nuevo.

Las lágrimas no dejaran de cesar,
pasaran los días, Puerto Ordaz se inundará,
quizás la ciudad entera me tendrá que consolar,
¿qué tan lejos mi tristeza podrá llegar?