Sobre la paradoja del azul

El color azul es el color del planeta Tierra y desde siempre ha tenido distintas asociaciones de muchos tipos, posee la naturaleza del enigma. Wolfgang von Goethe decía en su hermosa teoria del color que el azul “es algo así como una negación estimulante, una contradicción entre la excitación y el reposo”. Esa es una de las explicaciones más bellas que he leído para la infatuante paradoja que es el color azul.

El azul desde el punto de vista antropológico ha sido asociado a la divinidad (es el color de los dioses), la jerarquía social, la autoridad y la virtud, incluso con la confianza, la profesionalidad, la limpieza, la concentración o la comunicación (no es casualidad que Twitter, Facebook o los hipervínculos sean azules); me gusta decir que mi color favorito es el azul, estoy dentro de esa mayoría que prefiere el color azul sobre los demás y más particularmente me gusta decir: el azul índigo, una tonalidad comúnmente asociada al poder, la mente superior y a la intuición, a la expansión de conciencia, la evasión, separación y meditación, un significante de exceso de racionalismo, un color que refleja un hipercontrol de la personalidad; en el hinduismo, está asociado al “chakra” de la frente, comúnmente llamado “tercer ojo” y que simboliza la inspiración y creatividad; en la cromoterapia tiene efectos atribuidos de analgésico, calmante nervioso, inductor al sueño, favorecedor de la inspiración profunda y por ende del incremento de oxígeno. En el contexto new age, tenemos el término “niños índigo”, el cual se refiere a niños que poseen un estado superior de evolución humana; una evolución de avance mental, espiritual y ético; un fenómeno considerado un mito científicamente hablando. Pero, ¿Por qué niños “índigo”?

Actualmente, el azul es aparentemente el color favorito del mundo, la mayoría de personas encuestadas en diez países distintos de cuatro continentes dijeron que su color favorito es el azul, lo cual es gracioso porque fue el último color en recibir una descripción personalizada entre muchas civilizaciones antiguas, ya que supuestamente no existía hasta no hace mucho. ¿Se imaginan la dificulta que pudo haber experimentado la humanidad para comunicar y definir lo colores? ¿Cómo cada color llegó a ser cada color? ¿Cómo se llegó a un consenso general de que el azul es azul? Habiendo tantos tonos y lenguajes.

Antiguamente, nadie podia ver el color azul al parecer, sino hasta los tiempos modernos. El hecho de que el azul haya sido el último color en recibir una descripción personalizada solo lo vuelve aún más especial, considerando que el azul es un color predominante en el mundo, el cielo y el mar (dos grandes elementos del mundo) son azules. Hay argumentos que plantean que éramos incapaces de ver el color azul, en la Iliada y la Odisea Homero describe el cielo de color bronce y el mar color vino, esto ha llevado a creer que en aquellos tiempos nuestros ojos eran incapaces de percibir el color azul, que incluso el mismo Homero era daltónico o hasta ciego. Estudios han encontrado que en dichos tiempos la atmosfera terrestre podía haber contenido más metano que hoy día, lo cual pudo haber causado que el cielo se viera de color bronce y por lo tanto el mar de color vino (recordemos el agua del mar refleja el color del cielo). Suponiendo que esto haya sido así, no es difícil entender entonces por qué fue el último color en aparecer dentro del lenguaje, pero una vez dentro, llego a considerarse el color más místico y bello de todos, al punto de que su pigmento era más valioso que el oro. Esto con el tiempo pudo haber sido la causa de que este color sea el preferido por la mayoría de las personas en el mundo.

Básicamente, la percepción del color y la forma en la que se ve el mundo está condicionada por el lenguaje, el lenguaje depende de la cultura y a su vez la cultura se moldea con el lenguaje. Las culturas antiguas no es que no percibieran el color azul, sino que no existía culturalmente hablando ya que no tenían una palabra para ese color, excepto por los egipcios que hace 4500 años ya tenían una palabra para describirlo.

Desde el punto de vista psicológico, el azul está asociado a la tristeza, la calma y la apertura, siendo estas las sensaciones que inspira dicho color. Existe un estudio que sugiere que el color azul tiene mucho que ver con la salud mental, el azul del cielo y el mar; la Escala Kessler de Angustia Psicológica (K10) la cual ha demostrado ser un eficiente predictor de desórdenes de ánimo o ansiedad, fue utilizada por los investigadores de Michigan State University para medir la angustia mental y encontraron que las personas que tenían más vistas a espacios azules demostraban niveles significativamente más bajos de angustia a nivel psicológico; según un estudio de la Clínica de Cleveland, los pacientes prefieren ser atendidos por enfermeras de uniforme que sean de color azul.

Habiendo mencionado esto, me parece importante destacar la relación existente entre el azul y la depresión o la tristeza; en 1901, al enterarse del suicidio de su amigo Carlos Casagemas, Picasso comenzó a transitar por el sendero azul en su trabajo pictórico, en ese periodo que los historiadores de arte llaman “el periodo azul”. Esta tristeza podría tener un origen fisiológico, cuando al cuerpo le falta oxigeno los labios se tornan azules, cuando estamos enfermos (o quizás tristes) la tez suele ser azulina, en ingles cuando alguien está triste se siente azul (“feeling blue” ), incluso está el llamando “Blue Monday”, que es el día más triste del año.

En la historia del arte pictórico, existe un fenómeno que llama mucho la atención: la popularización del azul. En los últimos cincuenta años este color ha mostrado un firme crecimiento en sus apariciones dentro del arte pictórico, al punto en que podríamos decir que el arte plástico jamás había sido tan azul. Según Yves Klein “al principio no hay nada, luego hay un vacío y después de eso una profundidad azul”.

Sin duda, el azul podría considerarse como uno de los colores más evocadores que existe, con una gran predilección por parte de poetas (un color con dificultad para describirlo), un color con algo de misterio y algo de elegancia, que puede ser asociado tanto a aspectos positivos como negativos y que encaja hermosamente en ambas contrapartes, una contradicción entre la emoción y el reposo; para mí, uno de los colores más perfectos y armoniosos que nuestra vista nos permite percibir; de hecho, el amor es de color azul y no rojo, para mí. En el ejercicio humano que es la contemplación, periódicamente nos encontraremos mirando alguno de los dos elementos azules más grandes al alcance de nuestra vista, los dos elementos que siempre buscamos en algún momento de una manera u otra, sin los cuales no podríamos vivir: siempre volvemos al mar o al cielo.