El dolor de la partida – fotografía y relato corto
Había subestimado por completo tan dolorosa circunstancia, nunca me imaginé el dolor que podía sentir al dejar a mi familia para partir al extranjero. No puedo dejar de recordar los rostros de tristeza, desilusión y frustración al momento de decir adiós. Traté de evitar que las lágrimas rueden por mi cara, pero fue imposible, no había alternativa. Era uno de esos momentos en que no era posible actuar, no era factible tragarse todos esos sentimientos de desesperanza que surgían a raudales.
Imagen: JFBT*photo
Se me destrozaba el alma y el corazón al imaginar cómo se sintieron los que se quedaron en casa esperando por mi retorno que no tenía una fecha en el calendario. Tal fue el impacto en mi estado de ánimo que durante semanas me negué a ver sus rostros y a esuchar su voz gracias al poder de la tecnología. Sí, no me había dado cuenta del impacto que tal decisión había causado en la vida de mi familia, estaba convencido de que todos íbamos a enfrentar la situación con estoicismo y entereza. ¡Cuán equivocado estuve!
Luego, una vez que la calma había llegado, no para quedarse, sino para hacer un paso fugaz, me pregunté: ¿Para qué te fuiste? ¿Sirvió de algo? ¿Cambiaron las cosas? ¿Eres feliz? ¿Eres una mejor persona? Hasta hoy no dejo de hacerme estas preguntas.
Es difícil encontrar una respuesta que me satisfaga, de pronto no la haya, solamente sé que partir era necesario.
Hoy es otro día.
Por Juan Francisco Bolaños
@criptoEstratega
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Estimado @juanfb, creo que ya he visitado tus publicaciones fotográficas antes y te he dado mi opinión. Hoy también me llamó la atención la fotografía de un hermoso umbral. Sin embargo, te hablaré del tema en boga por estos dias: el desarraigo.
Cuando decides irte de tu país para vivir en otro, quedas condenado a la nostalgia, nunca te curarás de eso. Ni que te quedes fuera de tu país, ni que vuelvas a tu país, ni que vayas a otra parte. La nostalgia por una u otra cosa, por las emociones, la familia, los amigos...serán luego sustituidas por otras nostalgias, de cada cosa nueva que incorpores a tu vida y cultura en el extranjero. Y nunca dejarás de ser extranjero, pues vivir y adaptarse a una cultura diferente, será un estigma que marcara tu conducta por siempre.
La nostalgia es la condena del extranjero.
Pero no todo es triste. Sentir nostalgia, es comprender el valor de lo que tienes o tuviste y eso es bueno.
Si te fuiste por un proyecto de vida, con un plan, con una meta, pues DISFRUTALO! El dolor de quienes dejaste será momentáneo hasta que comiences a dar frutos y alcances tus objetivos, pues siempre compartirán tus triunfos y alegrías, estés donde estés.
Saludos
Muchísimas gracias por tus emotivas palabras, me han llegado muy profundamente. ¡Saludos!