Analizando mi situación pasada y actual, y la de la mayoría de mis familiares, amigos y conocidos, a la luz y contraluz de la Filosofía; he notado que entre aquellos quienes posiblemente son más felices y exitosos, y en quienes supuestamente andan hundidos en el agrio mar de la infelicidad y de los fracasos; un par de características se marcan y desmarcan acentuandamente en ambos grupos, con múltiples elementos asociados a las palabras: Prejuicio y Apariencia.

Es de destacar, que aunque No considero que la Felicidad pueda o deba estar intrínsecamente relacionada con el éxito; es satisfactorio reconocer que todas las personas pueden ser completamente Felices, a su íntima manera de vivir, pensar, sentir y de ver las cosas de la vida, del mundo y del amor; e incluso ser felices y exitosos a la vez, desde casi cualquier punto de vista.

Por lo tanto, como primera iniciativa Filosófica, tenemos que es trascendental no dejarnos influenciar por el entorno, por las personas y/o por nuestras mentes, especialmente si dicha trilogía está basada en Prejuicios y Apariencias.

Es decir, el Autocontrol es imprescindible para disfrutar de un cabal equilibrio personal, mental, emocional y espiritual; con paz y amor en todos los sentidos manejados por cada uno de nosotros, incluyendo nuestros pensamientos, palabras, acciones y verdades; para alcanzar nuestras propias metas como seres humanos felices, exitosos y contentos con nosotros mismos.

No A Los Prejuicios

La palabra Prejuicio proviene del latín "praejudicium", que significa juzgar a priori, de antemano o previamente cosas, ideas, hechos y personas, sin tener el necesario conocimiento o la verdad contextualizada; de hecho, fundamentado en el Prejuicio se critica un objeto, situación, idea o persona sin tener los suficientes elementos probatorios como para emitir los argumentos con la debida certeza.

De tal manera, el Prejuicio se instrumenta en base a una idea, palabra, acción, sensación, tabú o creencia preconcebida, infundada, no necesariamente verdadera y en ocasiones temeraria; e implica la generación de un juicio, que a veces puede ser absurdo, fanatizado o manipulado, sin determinar la razón de las evidencias reales o incluso virtuales o de las necesarias experiencias directas o aseveraciones de fuentes confiables.

Asimismo, Filosóficamente se destaca que el Prejuicioso es una persona que tiende a cultivar una actitud de crítica negativa, en ocasiones pesimista, destructiva y discriminatoria, con alcance en todos sus ámbitos y actividades personales, laborales, afectivas y sociales; debido a su rudimentaria, intransigente, ignorante, fanatizada u obtusa forma de pensar, hablar, sentir y actuar.

No obstante, es de acotar que de alguna manera todos los seres humanos tenemos la tendencia a ser Prejuiciosos, porque la mente siempre se adelanta a los hechos, objetos, personas e informaciones, debido al hábito natural y evolutivamente cultivado de asociar y relacionar todo nuevo acontecimiento con ideas, experiencias y aprendizajes significativos del pasado; pero, insisto que es un "deber ser" de cada uno de nosotros controlar dichos Prejuicios.

En síntesis, el Prejuicio en su más amplia concepción puede surgir naturalmente; pero, usualmente se sostiene por egoísta, mezquina, mediocre, insana o malvada conveniencia, para discriminar, fanatizar, descartar, apartar, esclavizar, dominar, aislar o restringir a otras personas, cosas, hechos, ideas o palabras, o hasta al mismo Prejuicioso; así como por doble moral, en otros casos se invierte la conveniencia para aceptar otras personas, cosas, hechos, ideas o palabras, con alta preferencia y sin reflexionar acerca de la verdad, de lo bueno y lo malo y de la debidad objetividad y/o subjetividad en ambos casos.

Pensar y Hablar Adecuadamente

En la literatura Filosófica, Psicológica, Religiosa y de Autoayuda, existen muchas publicaciones relacionadas con la aseveración del "Poder Que Tiene La Palabra", especialmente en el contexto de la vida humana.

En este orden de ideas, debo indicar que mediante las palabras adecuadas es que nosotros expresamos nuestro poder imaginativo y creativo, y obviamente en conjunto con nuestro poder de comunicación.

Tan es así, que un buen pensamiento y verbo asociados, sin Prejuicios, configuran milagros, para ser usados cuando se desea hacer el bien y para ser feliz con mucho amor, transmitiendo conocimientos, experiencias, sentimientos y buenas vibras hacia nuestros semejantes; tan es así, que las palabras sirven y son utilizadas para llegar a satisfactorios acuerdos de paz, convivencia y para la unión de acciones asociativas, en función de un buen apoyo, necesario para alcanzar nuestras metas.

Apariencias e Influencias del Entorno

Es sabio el consejo popular: "No hay que dejarse llevar por las Apariencias"; en el sentido de las características que parece poseer una persona, idea, cosa o hecho; pero, que en realidad no las tiene; especialmente al tratarse de las actitudes falsas, hipócritas, fanáticas, egoistas, mezquinas o engañosas de las personas, que son opuestas a lo que realmente son, bien sea por simulación, máscara o disimulo.

En consonancia, se debe tomar en cuenta lo negativo que significa la insana actitud de Apariencia para la felicidad de las personas; considerando la eliminación de dicho comportamiento como algo de gran importancia en la vida de cada uno de nosotros, especialmente en la correspondiente relación con nuestros semejantes y con el entorno.

De hecho, evitar copiar modelos de Apariencia, así como de negarse a vivir con banales Apariencias, ni relacionarse íntima, funcional o estrechamente con personas basadas en las negativas e hipócritas Apariencias, es la mejor opción que podemos escoger para triunfar, amar y ser amado y feliz, con Equidad.

Relacionado con lo anterior y en amplitud utópica y pragmática, yo pienso que la mayoría tenemos claros que todos los seres humanos estamos expuestos a la influencia del contexto situacional del entorno, a nuestros propios prejuicios, a nuestra diaria perspectiva, conocimientos y experiencias, a las sensaciones, a las emociones y en el peor de los casos a ser afectados por las opiniones de nuestros semejantes.

Por ejemplo, si a una mujer le decimos que es hermosa, su reacción natural será de alegría, felicidad, picardía y simpatía, entre otros; pero, si le decimos que es fea, de inmediato se generará enojo, molestia, antipatía y animadversión, con sensaciones de insatisfacción, amargura e infelicidad.

El ejemplo previo, denota como el estado de ánimo, actitud y comportamiento de una persona es influenciado por las opiniones de los demás; pero, mi humilde recomendación es que no debemos ser así, por el contrario, debemos tener perfecto Autocontrol y no permitir que condicionamientos subjetivos, manipulaciones tendenciosas, fanatismos y las banales o destructivas opiniones de terceros, modifiquen nuestra felicidad y el logro de nuestras metas.

Por lo tanto, la mejor actitud que podemos tener a diario es discernir opiniones y contextos, para decidir que es lo más importante para nuestro desarrollo, progreso, éxito y felicidad.

Conclusión Filosófica

Al internalizar y poner en práctica las necesarias mejoras inferidas en los puntos previos, nos ayudará a ser más libres, inteligentes, exitosos y felices; y al convertirse esto en práctica heredable de padres a hijos, fomentará el desarrollo de mejores personas en el futuro, como una sociedad más equitativa, espiritual, feliz y menos materialista e hipócrita.

Fuente de Todas las Imágenes: https://giphy.com

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