Fuente

La soledad también es un motivo…

Te rozo en las noches y se crean galaxias
invisibles y enormes
entre los dos.
Paso el día ocupada
callándome,
sabiendo que en mi lucha interna
estoy perdiendo yo.
Y al volver la noche
y entrar a la habitación,
pienso:
Una lágrima más y a dormir.
Y entro
riendo
como si no me dolieras.
¡Que siga la función!

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Cuando era niña esperaba mi programa favorito
También aprendí a esperar a mi madre en el portón de la escuela,
que la sopa se enfriara,
que el cabello crezca
que los frutos maduren
que llegue la primavera.
Aprendí a ser valiente,
especialista en quimeras.
Pero hoy aprendí que no somos necesarios para nadie
ni para nada
y esa certeza
no sé si me crea alivio,
vacío
o tristeza.

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Cuando me vuelvo desierto,
abandono todo y a todos
porque tengo miedo de herir con mis tormentas de arena.
Cuando debo ser agua fresca que alivia
y no ejerzo,
me mudo lejos con mi eterna espera.
Entonces soy un aguacero sostenido,
la sombra sentada
en un bar cualquiera.
Soy un barco atracado
en una playa solitaria,
mujer olorosa a almejas.
La soledad en esas horas
bajas y de abandono,
es la única compañera.

HASTA UNA PRÓXIMA LECTURA, AMIGOS