SALOMÉ: LA HISTORIA DE UN MILAGRO #2

Ya en la clínica Valle del Lili, el médico que los recibió; examinó a Angélica y al feto y tras el tacto, notó que la pequeña tenía mucha fiebre y taquicardia. Les explicó que la vida de la mamá estaba en peligro, que lo mejor sería inducir el nacimiento y después procedió a administrar una droga para provocar este. El profesional les dijo que si todo salía bien, en unas ocho horas se daría el nacimiento; pero las cosas se dieron mucho antes de la pensado y sin cumplirse ni una hora, empezaron los trabajos de parto.

Aunque la joven madre gritó en medio de sus dolores, las enfermeras y el médico sólo llegaron cuando la bebé había nacido; al llegar a este mundo no la recibieron las manos de alguien, la recibió el pañal que le habían puesto a Angélica. Tomaron el pañal con la niña y lo pusieron en un recipiente; el galeno pidió "que al feto lo llevaran al laboratorio para que se le realizaran estudios, pues ya no era para este mundo".
Se la llevaron; pero minutos después regresó una de las enfermeras diciéndole al doctor que el feto estaba dando señales de vida, a lo que el hombre respondió con un " es imposible". La enfermera regresó al laboratorio y minutos después volvió con el mismo mensaje.

Angélica firmó el documento para que se prestara la atención a su pequeña, y procedieron a entubar a la recién nacida.
La metieron a una incubadora y en una recinto con rayos ultravioleta; sin embargo, los especialistas solo le daban a la niña una semana de vida, otros más optimistas decían que si lograba sobrevivir; máximo viviría un año ya que eran demasiadas las complicaciones.
Sus padres no hicieron muchas esperanzas; es más, Angélica su madre, no había querido mirar a Salomé. Adrián, sin embargo, cuando tenía oportunidad oraba junto a la incubadora para Dios hiciera su voluntad, pero no quería ver a su hija convertida en un vegetal como lo pronosticaban los médicos.

Eran muchas las complicaciones: un ducto en el corazón no se cerró, como normalmente lo hace a la hora del nacimiento, lo que hacía que a la niña le dieran convulsiones. La cabeza de la pequeña no crecía, tenía microcefalia; después de la primera semana Salomé empezó a complicarse, pues la infección empezó a dañar sus órganos. Le dió principio de Meningitis.

Pasaron los minutos, las horas; los días y las semanas y pese a todos los diagnósticos y vaticinios, Salomé seguía aferrada a la vida.

Las imágenes me fueron cedidas por los padres de Salomé.
Los separadores tomados de ENLACE