Luego del amanecer se escucha la algarabía de las guacharacas; anunciando que llegaron al aguacatero. Los aguacates maduros se alegran comentando: ¡hoy es mi día de propagación de mi semilla!, pero los inmaduros lamentan la llegada de las aves manifestando que aún no están maduros.

Cesa la algarabía porque las aves empiezan a alimentarse de ellos y eventualmente se escuchan golpes de caída de aguacates al suelo. Dependiendo de su estado de maduración, los más maduros muestran en menor medida la acción de las guacharacas y en los inmaduros la acción es tal que en algunos su semilla se sale del interior al caer. Los inmaduros se dan cuenta que por su estado las aves los picotearon más en el árbol porque ofrecieron mayor resistencia a caer.

Entre los caídos, el aguacate más inmaduro expresó: ¡me dañaron mi semilla!, y uno de los maduros le dijo: tranquilo, nuestras semillas toleran más que ese picoteo.

Un humano vio los aguacates caídos, los recogió y colocó al pie de un árbol de caimito. Con el tiempo nuevas plántulas de aguacate crecían y en conjunto con una plántula de mamón narraban sus experiencias de propagación de semillas. El árbol de caimito sintiendo la presencia de las plántulas, generó un brote de su tallo para participar compartiendo también experiencias.

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Las imágenes fueron capturadas con una cámara digital Fujifilm FinePix Z90 y procesadas en CorelDRAW X8. Las libero al dominio público.

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