Concurso Semanal de Nano Narrativa (Semana 12) | El Olor de la Decepción

Se encontraban todos en los páramos merideños preparando la fiesta de Carmelita. Eran sus 15 primaveras y la emoción de los padres no les cabía en el pecho.

Para Rosita, la enamoradiza del pueblo, sería la oportunidad de reconquistar a Eustaquio, el galán de la banda de música campesina, su ex novio.

Fue ella quien lo invitó a la fiesta de su amiga Carmelita.

Todo estaba listo, los ensayos ya se había realizado, el repertorio de canciones solicitado por la cumpleañera, también se había ensayado.

A eso de las 8 de la noche, los invitados fueron llegando. La fiesta prometía ser todo un éxito, la gente se divertía, compartía, tomaba miche, echaban broma mientras escuchaban su música preferida.

En cada descanso que hacía el grupo musical, Rosita aprovechaba para coquetear a Eustaquio. Aunque, pasada algunas horas, Rosita sudaba como demonia de tanto bailoteo y los tragos se habían subido un poco a la cabeza.

Eustaquio no hallaba la forma de quitársela de encima. No despreciaba a la joven mujer por simple gusto, había algo en ella que ahuyentaba no solo al joven apuesto sino también a quienes se les acercaban.

La joven confundida no entendía el rechazo de Eustaquio y éste no encontraba como decirle. Para él, las mujeres debían ser tratadas con respeto y delicadeza. Pero, para Alisande, el compañero de Eustaquio todo era diferente. Cuando vio a su amigo en aprieto, en una pausa musical, cuando todos estaban en silencio, gritó:

¡Música maestro!