"miprimerconcurso 8" Entrada #1. Otra divagación más.

Fuente.

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Tengo que confesar que no sé por qué escribo todo esto, tampoco sé a quién está dirigida este intento de carta con alma de grito desesperado. Quizá te escribo a ti o a mi misma, no lo sé y honestamente no me importa. Sólo se que hoy es una de esas noches en las que mis dedos temblorosos piden que les de rienda suelta, no sé para qué hasta que les doy la libertad que tanto anhelan. Mientras hacen de las suyas, casi puedo visualizar esa delgada y confusa linea que separa la sensación entre sentir que realmente estoy pensando las cosas que escribo o que simplemente siguen su camino, yendo y viniendo como el caudal de un río.
Quizá más tarde se me ocurra una que otra cosa interesante y le cambiaré un poco la linea al asunto.
Pero, por ahora, no tengo ni la más mínima idea de la razón o del camino que seguirán estas palabras quizá no tan acomodadas del modo correcto.

Creo que hoy se me antoja hablar conmigo misma para ver qué es lo que tengo que decir - o decirme -. En este momento, tú - sea quién seas, recuerda que aún se a quién va dirigida esta carta -, pensarás que estoy loca. - o quizá no-. Deberíamos dejar de preocuparnos por querer saber o querer justificar cada detalle de nuestras vidas - y de la de los demás - Si hoy se me ocurre hablar conmigo misma o si hoy mis dedos quieren que les da libertad de expresar sus propios pensamientos, está bien, ¿no? Quizá esa parte rebelde de mi existencia se hace presente en este momento en el intento de justificar mis acciones escasas de razones válidas para la sociedad, o quizá no, eso tampoco lo sé y está bien.

Me he pasado todo el día en un constante e incesante proceso de pensamiento. Pensar, pensar, pensar. Qué complicado y paradójico todo esto, pensar, pensar, pensar y luego actuar. Pensar y luego actuar, resulta más sencillo de lo que parecía hace unos segundos. Debo confesar que esto de pensar, pensar, pensar y luego actuar, no me apasiona. Debo confesar que soy de esas personas que van por ahí a ciegas palpando paredes, entusiasmada por aquello que es incierto, descubriendo efímeros universos, sensaciones y aventuras. Pero esto de pensar, pensar , pensar y luego actuar no me emociona en lo absoluto. Debería ser tan fácil como aprender de nuestros errores pero a pesar de que los conocemos, seguimos cometiendo otros o peor aún, seguimos cometiendo los mismos.
Hay veces en las que la mejor manera de aprender, de descubrir qué tanto hay ahí afuera esperando por nosotros, es equivocándonos. - ¿o no? - llenándonos de barro hasta que esa instrucción tan sencilla de aprender de nuestros errores se vuelve complicada porque encontramos placer en equivocarnos, en tropezar, en correr, en detenernos y sin pensar seguir corriendo hasta que esos moretones en las rodillas y en los codos nos devuelvan la cabeza a su lugar y circularmente volvamos a donde empezamos.

En este momento, esa delgada y confusa linea que separa el sentir lo que escribo de lo que quieren decirme mis dedos temblorosos, me reprocha que no tengo la experiencia suficiente como para justificar lo que estoy diciendo. Sin embargo, mis dedos me reconfortan haciéndome saber que a lo largo del corto camino que he recorrido, he ido por ahí cayendo varias veces en el mismo hueco, cometiendo una y otra vez el mismo error, haciendo una y otra vez la misma cosa esperando obtener resultados diferentes. Me reconfortan haciéndome saber que a lo largo del camino - de mi camino - he tenido una constante necesidad de cambio que espera ser cumplida.

Sin embargo, aquí estoy. Necesitando de una noche como esta en las que mis dedos temblorosos me digan qué es lo que realmente siento. Necesitando de una fría madrugada para poder darme cuenta de que a veces, no soporto a las personas - ni siquiera a ti -.

¿Cómo le dices a las personas que estás increíblemente cansada a pesar de haber dormido más de doce horas? ¿Cómo les dices que necesitas un descanso de hablarles y sonreirles o de simplemente estar cerca de ellos? ¿Cómo les dices que a pesar de los amas, necesitas desesperadamente estar sola esta noche?

Se que tienes las mejores intenciones. Se que intentas buscar las palabras correctas que liberen todo ese dolor que a veces refleja mi llanto. Se que muchas veces - por no decir todo el tiempo - no tienes ni la más mínima idea de qué hacer. Se que sabes que no necesito consejos ni razones por las que debería estar bien. Se que sabes que no me gustan esas miradas de compasión que vienen acompañadas de largos discursos sobre la vida.
Se todo eso y también se que en medio de todo el desastre, en medio de esa caída infinita, tu mano es todo lo que necesito. Así venga acompañada de discursos, de risas nerviosas, de incomodidades, de indecisión. Así, estaré bien sin necesitar que nadie me lo diga. Estaré bien y puede que tome un tiempo pero lo estaré al final. Estaré bien. Estaré bien.

A veces pienso que las personas somos como las conversaciones, no es lo que se dice sino lo que se entiende. Somos como nos toman. Puedes ser luz y mientras unos te absorben o te iluminan, a otros encandilas. Puedes ser dulce y mientras unos te disfrutan, a otros empalagas. No pertenecemos al mismo circulo, no esperamos las mismas cosas ni tenemos las mismas ideas. Pero, a veces, cuando quieres o amas, te aferras a lo bueno en el otro, a lo que sí te gusta y a lo que te hace bien y decides ignorar lo demás que, sin darte cuenta, poco a poco empieza a espinar tu alma.

A veces pienso que nos unieron las similitudes y las diferencias nos gustaban. Pero al final ambas cosas nos separaron. A veces duele que te arranquen de raíz y otras veces es lo mejor.

Un día, de repente, las sonrisas son recuerdos, las ganas están gastadas y la voluntad agotada. Un día, de repente, así sin más ya no hay nada.

Hay vacíos que hay que ver cómo llenarlos. Hay que buscar los espacios que dejaron los que se fueron y encontrar algo, no sé, un libro, una película, una pizza, algo que encaje.
Buscar nuestras piezas, recortarlas para que entren, incluso si sangramos un poco, porque no todo funciona a la primera.
Como nosotros, forzados a veces, empeñados en pertenecer. Porque somos nosotros contra el mundo y a veces el mundo contra nosotros. Hay que estar preparados para ambos escenarios.

A ti, sean quien seas, futuro dueño de estar carta con alma de grito desesperado. A ti, desconocido, quiero decirte que es hora. Es hora de colapsar, de mojarnos en la lluvia, de derrumbarnos, de reducirnos a escombros.
Después de tanto doler merecemos entrar finalmente en la etapa de reconstrucción.

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