La venus de las pieles
Dirigida por: Roman Polanski

¿Qué desea un hombre de una mujer? ¿Es acaso el cielo representado en sus brazos y en su seno, sobre el infierno que es la soledad de este mundo y su sociedad asfixiante? La imagen de la mujer es siempre la representación de una diosa madre o de una diosa hija piadosas, en un manto sacrosanto; la desnudez de la mujer es un lugar tranquilo porque recuerda a la propia madre. Por ello que nadie se escandalice cuando ve la foto de una mujer desnuda con un niño a diferencia de si fuera el cuerpo desnudo de un hombre. Nuestra desnudes en cambio representa la fuerza, a la guerra y por ende a la violencia. ¿Confiarían a un hombre un jardín de niños? No lo creo. Es improbable. El padre por alguna razón representa la figura del abandono del hogar. Pero a mí no me interesan ni los jardines ni tampoco sus niños; ni tampoco los hombres, ni las madres ni las hijas sacrosantas. Me interesa el contrario de este arquetipo femenino. Me refiero a la mujer que causa y que ama producir el dolor en otros como yo. A aquella diosa Venus que es osada… Al punto de colocar su pie sobre la boca de Saturno y obligarlo a beber del vino que ella haga descender como una cascada desde su muslo hasta este. No obstante, no se equivoquen, de las mujeres no me interesa su amor. Ellas son como los socialistas: desean que se les entregue todo a cambio de muy poco bajo muchísimas condiciones. Deseo solamente la erótica de las mujeres, esa que de nuevo desemboca en el dolor y en la pertenencia materialistas en que ellas nos convierten a nosotros al dominar y doblegar nuestros espíritus.

Mi padre, un hombre de principios muy elevados, siempre me había dicho que la única forma de que nazca el hombre es a través del contacto erótico con una mujer. «Sasha, el único verdadero enemigo del hombre es una mujer. Hay un momento en la vida en que todo hombre desea enfrentarse a sus propios sentimientos en la sumisión, no obstante, cuando una mujer lo encuentra de tal forma, se enfrenta a este como una luchadora. No le permite ninguna conquista que le permita reivindicar se consigo mismo a no ser que ellas lo necesiten» recuerdo que me decía él.

He conocido a una muchacha llamada Natasha en la universidad. Es hermosa como la conquista de docenas de princesas de Moscú, callada como un ave que no obstante en ese mutismo persigue a una presa, pero a su vez se mira tan constante y atractiva, cuando es primavera y enseña escote, la carne que se muestra es la del fruto de las granadas que Perséfone consumió en el Hades hace miles de años en los mitos. No suele hablar con nadie y se mira como una doncella de principios muy elevados. No obstante, había algo en sus ojos que te hacía pensar que si bebías de ella, estarías bebiendo del cáliz de Dios y del cáliz de Satanás al mismo tiempo. Un imposible, y por lo tanto, Natasha, portadora de la bifurcación de Abraxas en su cuerpo. Y sin embargo, todo en ella apuntaba hacia el bien. Cuando la he escuchado hablar, su voz es la voz divina, y por consiguiente todos sus comandos lo son. Quizá por ello sabía que podía caminar sobre cualquier hombre. Es por esa razón que el pecado ha llegado al mundo en la forma de la mujer, y no obstante, sólo ellas pueden redimirnos cuando nos aman. Además, hay mujeres de las cuales se dice que roban corazones. Pero no todo el tiempo es así. Hay unas, como Natasha, que saben que no necesitan robar nada: todo lo que le puedes dar se lo terminaras entregando sin que te lo pida.

Y por ello hoy me encuentro en la entrada del Burdel Massoch. No busco complacer mi placer desde la concepción de que sólo busco que se me aflija dolor, ¡no! Busco la afirmación de mi discurso siendo superior al de mi dominatriz al ser complacido sólo a través del dolor, pero jamás colmado en este. Ahora, por cierto, sobre el Massoch, es un burdel enorme y ostentoso, increíblemente costoso y demasiado excluyente. No sólo debes pagar la entrada, debes ser digno de poder pagarla.

—Te he visto. Sé que trabajas en el Massoch—le dije a Natasha una tarde en la universidad que decidí confrontarla de frente. Ella me escuchó y comenzó a mascar su chicle sin ninguna interrupción ni ninguna muestra de emoción sorpresiva en su rostro ni en sus ojos.

—Sí. Hago vida allí—dijo ella. —¿Estás deseando ir?

—Sí. ¡Lo deseo!

—¿Por qué?

—Necesito… Necesito—comencé a musitar…

—¿Ser castigado?—Interrumpió ella con tono de aburrimiento.

—¡No! ¡Por Dios! El castigo es lo que buscan los hombres más bajos, yo no soy de esa peste. Yo busco conocer a Dios y recibir una metamorfosis mientras estoy debajo de tus pies siendo víctima de tu látigo.—Ella sonrió complacientemente, de modo que su rostro alcanzó una celestina mucho mayor a la de otros momentos.—Los hombres buscamos conocer a Dios cuando nos reconocemos a nosotros mismos como pecadores—concluí.

—Me parece que tienes mucha originalidad, Sasha—dijo ella.—Dime una cosa, ¿me amas?—Acercó sus labios a mi nuca y dejó salir su aliento—¿Qué más dan tus sentimientos y tus pensamientos? Sólo mereces humillarte ante mí.—Me arrodillé ante ella, y ella colocó su tacón sobre mi cabeza y comenzó a pisarme.—Eres un invitado a Massoch. Sé que te veré pronto—dijo y dejó de pisarme. Entonces dejó caer una invitación en una hoja de color rojo y se fue sin mirar atrás.

El amor es una ventana abierta a una enorme posibilidad de sufrir. Es permitirle a alguien que te lastime esperando a que no lo haga, no obstante, esto es sólo una media verdad. La otra cara de dicha verdad es que si el amor es sufrimiento, los placeres eróticos son la redención, una que sólo se alcanza ejerciendo violencia sobre el otro. No dudé en ir al Massoch la noche siguiente. No era una cuestión de tener coraje pues esto era innecesario. El masoquista no precisa de coraje si no de moral. El cuerpo del hombre masoquista se extrapola entregando la propia carne. Dentro del Massoch con sus barcos encantos y sus decoraciones de marfil, veía en los pasillos a hombres todos por igual arrastrándose por el suelo como gusanos, otros caminaban como perros con un collar atados a sus cuellos en manos de unas piadosas amas cubiertas en pieles y con sus pies dentro de botas, las cuales se llevaban a los banqueros como a los hombres de religión, como también a los viejos y a los más jóvenes por igual. Minutos más tarde vi a. Natasha bajando del segundo piso. Al final del escalón, un hombre semidesnudo y de edad avanzada se dispuso como tapete. Natasha lo piso firmemente con sus botas y se quedó para sobre él cuando dos hombres más fueron a besarle las botas y la parte de abajo del vestido. Entonces los apartó y siguió caminando hasta su encuentro visual conmigo. Sacó un látigo y se dirigió hacia mí apartando a cualquier otro masoquista de su camino. Todos daban la bienvenida con placer a sus golpes. Verla en ese momento fue mirar a la naturaleza siendo dominada por la exaltación del espíritu. Me arrodillé ante ella e intenté besarle la mano cuando me dio una cachetada. Ahí entendí que debía besarle su bota y los bordes de su vestido mientras recibía los embates del látigo. A continuación, dijo unas palabras mientras pisaba mi cabeza con su bota previamente besada. Me llevó a solas hasta una habitación. Hay un encanto profundo en estas mujeres frías y prestas a los adornos que se concatena con el tono condescendiente con el cual te hablan, como si fueras menos que un insecto, y aún así eso te excita.

—¿Estás feliz, Sacha?—Preguntó ella.

—Sí, lo estoy—repliqué.

—No deberías alegrarte tanto porque de lo contrario huirás cuando comiences a tenerme miedo—contó. Ella estaba cubierta de pieles de conejo negro, comenzó a quitarlas y las dejó caer sobre un diván cercano.

—¿Por qué debería de temer?—Pregunté.

—Los hombres le temen a los dioses pese a las incontables bendiciones que puedan darle. En efecto le temen al poder—dijo ella. —En esta ciudad y en cualquier pueblo le rezan a la virgen no porque sea piadosa si no porque tiene poder, y con dicho poder puede hacerle daño a cualquier hombre, y esto puede ser incluso abandonándolo. No hay mucha diferencia conmigo.—Ella dijo y me indicó que me quitara la ropa. Eso hice. Me quité la ropa y ella se quitó las botas dejando luego a sus pies dentro de unos tacones muy altos. Caminó sobre mi espalda y luego me ordenó que me acostara. Su tono era bastante humilde no obstante al tener todo el poder sobre mí, y sobre cualquier otro hombre en ese momento. Me ató de las manos y de los pies. Metió un trozo de granadilla en mi boca. Me estaba condenando al infierno y a gusto me sentía. Metió sus manos cálidas entre mi pantalón hasta mi sexo y apretó fuertemente mi erección.

—¿Le has rezado alguna vez a la virgen?—Preguntó ella luego de desabrochar entero mi pantalón.

—No. No le rezo a la madre de Dios por ningún motivo.

—Hasta dónde sé, tu familia es muy devota, aunque un hijo rebelde no es novedad. Tú eres un gran estudiante, siempre abierto a los debates, y no en balde aquí estás humillado ante mí, sin poder y con tu voz minimizada.—Bajó mi ropa interior y aplicó un gel cuyo tacto era muy frío sobre mi miembro erecto el cual apretaba y jugueteaba.

—Agradezco que me consideres como tal. ¿Pero por qué me dices todo lo demás?—Pregunté. Ella se apartó sin decir nada y registró dentro de un mueble del cual sacó una vagina de juguete y la llenó de aquel gel frío.

—Porque estoy cansada de las frías y desleales mujeres de este país, lo he aprendido de los hombres como los que viste allá abajo—comenzó su discurso y se volvió hacia mí.—Pero también estoy hastiada de los hombres que no saben conservar el calor. Eres el hombre más joven que he visto pisar este lugar, no en balde ofreces una tímida inocencia como el de un animal estúpido que se encuentra ante un Dios y no sabe adorarlo puesto que no conoce lo que es el lenguaje—se sentó sobre mis piernas y metió mi miembro dentro de esa vagina de juguete. Se sentía bastante cálida por dentro, y así Natasha comenzó a hacer el trabajo.

—Por educación —comencé a decir— a los hombres nos educan de forma tal que deseamos colmar a la mujer de una casa y de infinidad de adornos, sólo con la esperanza de que esta decida compartir su lecho con nosotros. Esa es la base del contrato social al cual se le llama matrimonio. Quizá una diferencia fundamental entre hombres y mujeres sea que el hombre marca su lucha por lo espiritual mientras que la mujer se va hacia lo material. El hombre puede romper lo material y volverse libre, pero cuando aparece el amor en forma de una mujer, el hombre se convierte otra vez en esclavo de la materia.—Dije entre gemidos vaciando mi semilla dentro de esa vagina de plástico. Y lo entendí todo al pensar en lo que acababa de decir. No obstante, mis próximas palabras serían interrumpidas por Natasha cuando colocó su dedo índice sobre mis labios y me mandó a callar. Acto seguido me besó muy húmedamente.

—Y tu castigo por no someterte a la madre de Dios será el de quedar insatisfecho por el espíritu, pero colmado de la materia que esta vagina de plástico te ha dado—susurró, se vistió y se fue. No vendría hasta después de dos horas a deshatarme. Mis brazos estaban entumecidos pero mis sentidos estaban llenos de gozo gracias a mi entrega a Natasha.

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Naty es mi persona favorita a la hora de compartir las historias que apenas acabo de escribir y que están como pan caliente. Justamente esa fue la razón por la cual nos conocimos en primer lugar. Hace unos meses que le debo una historia erótica en donde sea la mujer quien asuma un rol dominante, pero no lo había podido hacer porque principalmente he estado ocupado de lleno con otros proyectos literarios como mi propia novela de fantasía; mientras que en otro plano, escribir erotismo y en especial, sadomasoquismo no es lo mío, no obstante, como el curioso que soy, entrevisté a algunas amigas al respecto de qué harían de estar en dicha situación, y aunque no pude plasmar ni el 10 % de esas situaciones, creo que al menos llegué al punto que tenían todas en común. Pero principalmente estoy alegre de por fin haber escrito esta historia para mi querida Naty, quien espero que la disfrute. También es algo que nace de unas lecturas y relecturas de autores que… Bueno, estaría genial que pillaran esos guiños.

 

 

Esto es parte de un concurso y pueden entrar aquí para enterarse de este y de los que están por venir

 

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