Como les conté en mis otros recuerdos y en uno que otro diario, cuando estaba en bachillerato, también me gustaba el teatro. Sin embargo, por diferentes problemas respectivos a la situación económica, no se dio de la mejor manera; había muchas complicaciones de transporte, así que todo se hacía en el mismo colegio. En estos momentos, yo estaba en tercer año; era una buena época, y fue el último año que estudié en el liceo Caracciolo Parra León. Se me dio la oportunidad de estudiar teatro a través de los llamados «grupos de recreación», que consistían en elegir una materia a nuestro gusto; esta fue una de las oportunidades de finalmente actuar en una obra, como deseaba desde chiquita. Sin embargo, no pude actuar; el acercamiento más grande que tuve a ello fue participar en un Pesebre vivo donde yo interpreté a la Virgen María.

_{Los personajes del pesebre. Foto de mi propiedad.}

Para este pesebre, tuvimos diversas prácticas que fueron bastante duras; se realizaban bajo el sol, haciendo uso de estos trajes pesados. El chiste del pesebre era que diéramos ciertos pasos a través del colegio, hasta que, después de una leve señal, nos quedáramos quietos como estatuas. Tuvimos que practicar muchísimo para lograr tal coordinación de convertirnos en estatuas al mismo tiempo. Luego de unos días fue posible, y ya estábamos listos para la gran presentación.

_{En el proceso de maquillaje. Foto de mi propiedad.}

El día del acto, me maquillaron suavemente (con bastante rubor, por cierto) y pasé un largo proceso de un último ensayo. Finalmente, nos pusimos todos en posición: en el exterior del salón de teatro empezó todo.

_{Saliendo del salón. Foto de mi propiedad.}

El plan era hacer un tour por el colegio, pero primero debíamos salir y hacer de estatuas frente al colegio. Como habíamos ensayado, caminamos hasta el exterior y estuvimos fijos ahí durante unos minutos.

_{Afuera del colegio. Foto de mi propiedad.}

_{Frente a la institución. Foto de mi propiedad.}

Después de ello, empezamos a recorrer el colegio. En la cabeza de la fila, estaba una chica con una cinta para animar el asunto; le seguía un chico con una carretilla llena de flores, idea de la profesora para significar un guía en el camino; después de ello, continuaba el pesebre con nosotros al mando de los siguientes movimientos.

_{Recorriendo el colegio. Foto de mi propiedad.}

Los muchachos del colegio se agrupaban alrededor para vernos pasar; ya que uno de los retos de convertirse en estatua era, precisamente, no mover la mirada hacia los alrededores, algunos chicos nos hacían muecas para hacernos reír, pero fue inútil: habíamos practicado demasiado.

_{Había mucha gente alrededor. Foto de mi propiedad.}

También visitamos los salones y las diferentes oficinas administrativas, donde nos recibieron con mucho ánimo.

_{Con los profesores. Foto de mi propiedad.}

El último destino era la cancha de la institución, donde haríamos el acto final frente a un cartel con una frase, y en presencia de todos los estudiantes de la institución.

_{Todo terminó en la cancha. Foto de mi propiedad.}

Fue una experiencia agotadora, pero muy emocionante: me encantó poder interpretar a la Virgen al lado de mis compañeros; practicar el estatuismo humano fue increíble, ya que es un arte complejo que requiere manejar la respiración y la concentración para aparentar ser realmente una estatua. Fue lindo sentir de cerca el teatro y aprender de la increíble profesora que nos dictaba las instrucciones.