SEC-S18-W1: Una Historia con mi cámara | Un verano inolvidable

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Annya no pensó visitaría la finca de sus tíos ese verano, estaba tan ocupada con su trabajo y a la vez tan enamorada en la ciudad que no tenía tiempo de ir al campo, ese sitio donde vivió su infancia con sus primos y primas, donde cometieron grandes travesuras y en donde conoció la ilusión por primera vez.

Sonreía al mirar los sembradios, llevaba sus gafas de sol y pensó en usar ese vestido azul que hace tanto tiempo había guardado en su closet, le faltaba broncearse, su tía la encontró pálida pero para ella esa era la definición para quienes no llevaban tanto sol, la vida del campo no es tan fácil.

Caminó y caminó y se dejó llevar, extrabaña esa paz sin dudas que demorar el viaje había sido un error y necesitaba dejar todo atrás para encontrarse a ella misma luego de todo lo que últimamente aquejaba su vida, las malas decisiones y los infortunios de la vida.

Fue al árbol donde siempre se sentaba a disfrutar de la brisa y a la distancia vio a tres mujeres caminar a ella, sonreía porque hacía tiempo que no las veía y le sorprendió porque ella trato de comunicarse y ninguna atendió.

-Sabiamos te encontrariamos aquí.
-No puede ser que estén aquí, dijo Annya abrazando a Sofia.
-Tu tía Violeta nos invitó y sabes cuanto amamos este lugar, me trae tantos recuerdos.
-Viaje desde lejos tonta, ven y abrázame, le dijo Sara y luego abrazó a Marisela.
-Estoy aquí y quiero una margarita, el calor me esta matando o es la menopausia, dijo Marisela.
-Eres la mayor de todas, no lo dudaría. Todas comenzaron a reír.
-Queria verlas, las llamé y quería coordinar estar todas juntas pero supongo mi tía comparte mi mente sagaz.
-No, dijo Sara, ella es peor créeme.

Comenzaron a caminar y vieron a unos niños jugando fútbol.
-Recuerdan cuando nos creíamos varones y enfrentamos a ese grupo de chicos jugando fútbol.
-Claro, el esguince de mi tobillo aún tiene eco en mi dijo Sofía.
-Pero ganamos dijo Annya
-Si pero luego perdimos en los saltos al río, casi muero ahogada, dijo Marisela
Todas rieron.
-Eramos terribles, nuestros hijos van a sacarnos canas.
-O aquella vez donde tomamos prestado los cauchos de tu tío para hacer carreras e hicimos una apuesta, lo bueno es que Annya y Sara ganaron más que eso.
-Jamas supe de David desde entonces, desde ese verano, todas nos fuimos y al volver la siguiente temporada el y sus hermanos se habían ido.
-Segun supe el se casó y aquella vez perdió a sus papás, quizás no quiso decirte, dijo Sara.
-A lo mejor, pero no olvidaré ese verano.

Todas volvieron a la casa y disfrutaron de una rica comida entre risas y anécdotas, eran mujeres profesionales con vidas hechas sólo faltaban los hijos que quizás llegarían a su momento.

El atardecer llegó y con ello la nostalgia de que otro día se iba.

Annya salió al patio y se abrazo a si misma, los colores del cielo eran alucinantes.

-Asi que los rumores eran ciertos, la ladrona de cauchos volvió a estas tierras.
Ella se dio la vuelta y allí estaba David.
-Mi tío jamás me acusó de eso, que mal perdedor eres.
-Me da gusto verte. Le dijo sonriendo.
-Lo mismo digo y vaya que lo pienso...

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