Tu reflexión sobre el desorden y cómo lo has integrado en tu vida es creo que es maravillosa, así como creo que es interesante cómo un libro puede cambiar nuestra perspectiva y ayudarnos a entendernos mejor.

El desorden muchas veces se asocia con creatividad, como bien mencionas, y no necesariamente con algo negativo... aunque debo admitir que todavía no encuentro a la primera persona que, cuando ve mi desorden, me dice algo positivo, jajaja.

Es natural que, al estar inmersos en actividades creativas, el espacio que nos rodea refleje ese dinamismo y energía.

Por otra parte, tu experiencia como madre te enseñó a priorizar lo que realmente importa, dándote la libertad de disfrutar de las actividades que te llenan, como escribir, coser, pasear, y leer, en lugar de estar obsesionada con mantener todo en perfecto orden.

La idea de que el desorden es un reflejo de que has estado ocupada en cosas importantes es liberadora y nos recuerda que el valor de nuestro tiempo no está en la cantidad de cosas que organizamos, sino en las experiencias y actividades que nos hacen sentir vivos.

Ver el orden como un proceso cíclico, donde en ciertos momentos sentimos la necesidad de poner todo en su lugar, y en otros dejamos que las cosas fluyan, es una forma saludable de equilibrar la productividad con el disfrute personal. Y al final del día, es más satisfactorio tener un hogar lleno de vida y creatividad, aunque a veces eso signifique un poco de desorden.

Pienso que tu historia es un hermoso recordatorio de que el desorden no es algo de lo que debamos avergonzarnos, sino una señal de que estamos viviendo, creando y explorando la vida a nuestro propio ritmo.