Concurso: Anécdota de Cumpleaños en Cuarentena | Mi cumpleaños.

Los cumpleaños son fechas importantes ¿no? Son fechas que te dan un aviso que has cumplido un año más de vida, créanme que soy fiel de mis cumpleaños, siento que cada día es un regalo de Dios y que nada en el mundo, me lo podrá cambiar. Aunque, hay veces que los caminos de mi Señor, me hace dudar de aquellas palabras que tanto repito, en esta cuarentena me ha enseñado el amor de la familia, el amor de una madre, el amor del padre, el amor de nuestros hermanos, todo el año 2020 fue una aventura caótica y a la vez alegre.

Nací el 13 de septiembre del año 2000, es decir que el año pasado cumplí mis 20 añitos, estaba emocionada porque tenía todo bien planeado, tenía ganas de limpiar mi patio, colocar sillas y una mesa de chucherías, invitar a mis amigos y tenía altas esperanzas de que mi pareja pudiese venir luego de tanto tiempo. Sin embargo, cuando más planea algo, más cosas pueden interrumpir tu meta. Recuerdo que, en el mes de agosto, mi abuela cayó enferma de covid-19, eso fue un sentimiento muy nefasto para nuestra familia, todos estábamos preocupados, empezaron las discusiones entre los hijos de mi abuela, incluso mi padre dijo unas que otras palabras, el dinero se estaba acabando y mis esperanzas de celebrar mi cumpleaños se estaba achicando.

El 7 de septiembre del año 2020 nos llaman para decir que mi abuela estaba muy débil, no podía respirar por sí sola, no quería comer, ya no había esperanzas. Al día siguiente tuvimos que viajar de manera urgente para estar en los últimos momentos con mi querida abuela, lastimosamente la noticia pego como un balde de agua fría, antes de que mi madre prendiera el carro, llamaron y dijeron que había fallecido, jamás sentí un momento tan vacío, tan repugnante como aquel, mis lágrimas caían de mis ojos, mi madre lloraba, y yo, yo estaba devastada. Mi padre, se encontraba en el Hospital y creo que nunca en mi vida, en mis 20 años he visto a mi padre llorar de dolor, fue una vista muy triste. Pasaron los días, le velamos a nuestra abuela por una semana en casa de ella, todos los hijos y nietos participaban en los rezos, yo me sentía vacía, me sentía triste porque nada de lo que estaba pasando lo sentía real. Mi cumpleaños llegó y no quise celebrarlo, primero porque el aura estaba muy apagada, mis tíos estaban inmersos en sus pensamientos, mi padre seguía de luto, pero él siempre me decía que ‘’Celebra tu cumpleaños, vamos a comer helados’’ yo a cada rato decía ‘’No es el momento’’. Recuerdo que todos me felicitaron, pero ninguno se animó a darme una torta, eso tal vez me pegó un poco, quería realmente disfrutar de mi cumpleaños, pero no de esa manera.

^{Foto del altar de mi abuela en el Edo, Valera-Trujillo-Venezuela. Que en paz descanse.}

Luego de la semana, a los pocos días nos regresamos a nuestra casa, llegamos a nuestra zona de amor y paz, me sentí mejor en mi propia cama luego de mucha incomodidad de la casa de mi abuela paterna, no por el momento, sino porque se sentía más sola de lo normal. A pesar de todo, mis padres y hermanos se dedicaron a alegrarme, estaba en la sala cuando mi mamá me dice que cerrara los ojos, hice caso y cuando los abrí me encontré con una caja grande, tenía en los costados fotos y frase, y en el centro había una torta de chocolate. Llore de la emoción, porque no me esperaba que aun quisieran picarme una torta, luego de tanto dolor, ellos seguían tratando de celebrar mis 20 años de vida.

^{Amé la sorpresa, amé las palabras y la torta estaba súper deliciosa.}

Luego, me dieron un regalo que me lo había mandado mi novio, para los que no saben, mi novio y yo tenemos una relación a distancia, cosa que es normal por el tema de la cuarentena. Sin embargo, él es muy dedicado a los regalos y lo mando desde Mérida hasta Maracay. Era una chaqueta negra de tela deportiva, me quedó bastante grande pero la cara que me mandó era hermosa. Me sentí muy feliz de los regalos, del esfuerzo de cada uno, de la iniciativa de mis padres y hermanos, de que mi novio a pesar de estar tan lejos, sigue estando presente, me sentí amada y respetada. Luego entendí que, los cumpleaños no son siempre alegre y despampanantes, los cumpleaños son momentos especiales con quienes la pasas con tus familiares, agradecí cada segundo de estar viva y que ellos siguen acompañándome.