En el día de hoy como siempre al despertarme le di gracias a Dios por un nuevo día y por el sol radiante que apareció detrás de las montañas, y recordar que estamos vivos y debemos aprovechar cada segundos que nos ofrece el mundo para hacer las cosas que hemos programado.

Después de prepararme un desayuno con bollitos, siendo alrededor de las 9:00 a.m., llamé a mi vecina Aura para saber si estaba lista, el día anterior habíamos cuadrado para acercarnos hasta el mercado de Coche en Caracas. Quisimos llevar a mi sobrina para que nos acompañara y ayudara con el peso.

Mi vecina me comentó que íbamos a salir como a las 11:00 a.m., estaba atendiendo a su esposo que no pudo salir a trabajar, amaneció con un lumbago y tenía que comprarle unos medicamentos. Lo bueno es que ella tiene su carro y no teníamos que agarrar camioneta. Al llegar al mercado, estuvimos caminando y comparando precios, buscando rebajas hasta que logramos comprar un saco de jojotos en 8$. También aprovechamos de comprar algunos vegetales y verduras que nos hacían falta en nuestras cocinas.

Al llegar al apartamento de mi amiga Aura, para más comodidad, en unos de los rincones vaciamos el saco en el piso y empezamos a deshojar.

Después de terminar deshojar los jojotos, barrimos y recogimos el desastre y vino el segundo paso, el raspar el maíz para separarlo de la tusa.

Mientras raspar los jojotos, colocamos una olla para sancochar unas cuantas mazorcas.

Cada quien se comió sus mazorcas calientitas con bastante mantequilla y un vaso de jugo de fresa que mi amiga tenía preparada en su nevera. Así amortiguamos el apetito, mientras proseguíamos con la elaboración de las cachapas.

Entre las tres nos compartimos un ratito el trabajo. Mi amiga ayudó a deshojar, raspar y moler, igualmente con mi sobrina, tratamos de terminar rápido, mi sobrina práctica taekwondo y no quería llegar tarde a sus prácticas, su entrenador es exigente y le llama la atención cuando se retrasa en llegar.

Teníamos que moler todos los jojotos. Cuando por fin terminamos la masa que íbamos a usar al momento, le colocamos leche, azúcar y toque de sal. La demás masa mi amiga la guardó en el refrigerador para ir preparando poco a poco en el transcurso de la semana. Lo cierto que las dos primeras cachapas que se cocinaron se las dimos a mi sobrina para que comieran antes de salir a sus prácticas.

Siendo las 5:00 p.m., terminamos de fregar y ordenar la cocina. Cada quien se comió dos cachapas. No comí más porque quedé full, pero también llevé masa para mi casa para preparar a mi familia. Así fue mi día, un poco estresante, pero satisfecha con el resultado. Al llegar a casa me di, un baño con agua tibia para quitarme el cansancio, el sudor y las pelusas que sueltan las hojas de maíz. Me acosté un rato y luego me levanté a revisar por la web, sin embargo como todavía me sentía cansada y con sueño, me acosté nuevamente.