Una historia feliz que marcó un precedente en mi, ha sido la vida de mi hijo Pedro Santiago.

Pedrito es un niño deseado y amado, quien desde la mitad del embarazo tuve que suspender mis actividades normales como ir a trabajar; debido a que tuve amenaza de parto prematuro.
En ese tiempo yo me agarré fuerte del Señor en oración y le prometí que si mi bebé lograba nacer con vida, lo dedicaría a él, sería un hombre de bien para la sociedad.

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Dios me escuchó , permitió que el bebé naciera sano y a salvo, le dio unas piernitas un poco torcidas, pero el pediatra dijo que son perfectas para jugar al futbol.

Yo quería que mi hijo fuera Beisbolista, ya que en Venezuela es el deporte que los más chicos practican desde que aprenden a medio correr.

Sin embargo, ya Dios tenía planes para nosotros en el sur del mundo.

¿Qué canción escuchas en cada historia feliz de cada partido? Muchaaaaaachos ahora nos volvimos a ilusionar, ya ganamos la tercera, somos ya campeón mundial🎵🎶

Y si, esa entre otras se escuchan en cada partido todas las semanas en las que mi bebé de ya 11 años va a jugar. Es el momento más feliz de cada semana de nuestras vidas en los últimos años.

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Mi historia feliz es que me ha hecho una madre muy afortunada, pues tengo al hijo abanderado de la escuela, el mejor promedio de la institución.

Además de jugador titular de su selección, lleva a cuestas la posición más compleja, es el centro campista que arma las jugadas, defiende, ataca, hace goles, comete faltas para proteger al equipo, le hacen faltas por montón en cada partido; vivimos momentos de tensión todas las semanas, pero sin duda mi corazón late por él.

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No tengo tan buena memoria como para contar cada historia feliz de las que vivimos, pero solo se que cada partido de futbol de mi hijo es una historia feliz que vale la pena recordar por el resto de mis días.

Cada partido de futbol equivale a cientos de kilómetros que tenemos que recorrer de un pueblo al otro, de una ciudad a la otra; equivale a pagar entradas para el mantenimiento de las canchas, el pago de los honorarios de los árbitros y la logística en general.

También equivale a llevar el termo de agua caliente para preparar los mates, llevar alfajores, tortas, pastafrolas, dulces y picadas. Equivale a comprar choripanes, hamburguesas y gaseosas; nada se nos puede quedar porque es el momento que fortalece los cimientos que aún están blandos en la niñez de mis hijos.

La felicidad se resume en goles, en asistencias, en recuperarnos de las lesiones del cuerpo y del alma; eso es la verdadera felicidad.

Buscar la felicidad implica muchas veces dar a torcer el brazo, reconocer las derrotas en batalla y saber que a veces se gana y otras veces se aprende.
Hoy leí a mi psicóloga que decía que nos toca también reconocer lo medio pelotudas que a veces somos para lograr un vínculo sano en esto que llamamos vida.