Existe un Padre tierno y amoroso, ése mismo que nos creó y nos dió el hálito de vida; ése que nos cuida, que nos sana, que nos venda las heridas, que nos cubre con su protección debajo de sus alas; No duerme, porque siempre está velando nuestro ser.

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Un padre que nos da lo que le pedimos, pues el sabe de que cosas tenemos necesidad, y ciertamente todo lo que precisamos proviene de él.

El concepto de paternidad yo lo asocio a Dios Padre Creador y sustentador, proveedor de mi salvación y en quien nada nos falta pues el tiene cuidado de sus hijos.

Aunque mi madre y padre me dejaran, sé que el Señor me recogerá; dice el Salmista en el 27. Así que él nunca falla y soy su hija adoptada, preciada y amada, pues también dice su palabra que: Más a todos los que le recibieron y a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos Hijos de Dios. _{Juan 1:12}

¡Qué maravilloso Don del cielo es el modelo paternal de nuestro Dios!

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Quiero también hablarles de mi padre terrenal, quien me engendró y ha transmitido en mi su fe no fingida, su paciencia y ejemplo como buen padre.

De él puedo decir que es la persona más resiliente que he conocido, le ha tocado levantar a varias generaciones como hermano mayor, tío, padre y abuelo.

Me parece que podría competir y ganar al concurso del abuelo más juguetón; de verdad que es muy fácil quererlo, pues él refleja el amor de Dios.

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A mi padre, hombre esforzado y valiente le dedico este homenaje, pues él con sus 76 años de edad, sigue dando el todo por el todo, sigue ganándose el pan diario, sigue cooperando para que sus hijos y nietos estén bien, él acompaña a algunos de sus nietos más cercanos a la escuela, los lleva y los busca a diario, va a la iglesia, es un pilar de oración y fe; es un hombre de extendido discurso y de su voz solo sale música que alaba y bendice a Dios en todo tiempo.

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