SEC-S10W5– "Mi Lugar Favorito"

_{Imagen diseñada en PowerPoint/ Fondo/ Fotografías del autor.}

Mi lugar favorito es la Universidad de Oriente, específicamente el Núcleo de Anzoátegui. Durante los últimos años, debido a la infame crisis que nos agobia, su estructura física se ha deteriorado de manera significativa, sin embargo, todavía quedan espacios donde podemos impartirles clase a los bachilleres que acuden a cumplir con la ilusión de obtener un título que los acredite como profesionales de este hermoso país. No existen las comodidades del pasado, pero sobreviven las ganas de no rendirse y de cumplir con el hecho educativo a pesar de todos los obstáculos.

Me encanta estar en mi universidad porque se convirtió en un símbolo de resistencia. Todos colaboramos para que sus áreas verdes se mantengan cuidadas, para que el escaso mobiliario que dejó la delincuencia no continúe deteriorándose y desapareciendo, y para que el generalizado estropicio vaya transformándose, en la medida de nuestras posibilidades, en el ambiente que nos merecemos.

Además de que es una institución adonde acuden miles de estudiantes a forjar su futuro y, en este sentido, ostenta una brillante historia de valiosa contribución al desarrollo de nuestra nación, se trata también de un lugar en el que interactuamos con colegas, amigos y muchas otras personas que, de una u otra forma, están ligadas a este recinto educativo del oriente. Después de un período en que la pandemia nos mantuvo alejados de esos espacios, regresamos ansiosos de compartir y de intentar volver a aquella agradable normalidad.

La Universidad de Oriente es igualmente el lugar en el que he laborado por más de veinticinco años, donde he pasado toda una vida cumpliendo con mis obligaciones, realizando esas actividades que siempre me han fascinado y que forman parte del ejercicio integral de un buen docente: enseñar, escribir, investigar y todo lo demás que contempla el incansable apostolado de la enseñanza.

La mayor parte del tiempo en la institución, transcurre en las aulas de clase. Fuera de estas, me dedico a preparar los ejercicios de los contenidos que dictaré en los próximos días o a corregir evaluaciones. Sucede también, con mucha frecuencia, que se acerquen estudiantes a aclarar dudas sobre algo que no han entendido de las explicaciones dadas en el salón o a solicitar cualquier orientación que desconozcan de la dinámica universitaria.

Son habituales igualmente los encuentros informales entre docentes, en los cuales hablamos de todo y podemos pasar horas platicando temas que pueden pasar, en cualquier momento, de lo serio a lo divertido o desde una profunda posición intelectual a la más absoluta banalidad. Se trata de oportunidades que propician el afianzamiento de la amistad y nos vinculan íntegramente con nuestro entorno físico y espiritual.

En la actualidad, debido a la acción de la delincuencia, que se enfatizó durante la época en que la universidad estuvo sola por causa de la pandemia, los espacios donde antes existían algunos laboratorios y las oficinas de los profesores están devastados y no ha sido posible recuperarlos por el gravísimo estado en que se encuentran. Los docentes, por lo tanto, cuando queremos pasar más tiempo en la institución, solemos quedarnos sentados en las mesas que todavía quedan debajo de la sombra de los árboles, en las amplias zonas verdes.

Allí compartimos con todos los que se acercan, asesoramos estudiantes, discutimos los problemas del país y recordamos, sobre todo, aquellos tiempos en que contábamos con todas las comodidades y el salario alcanzaba para cubrir todos nuestros gastos. Un pasado, que esperamos que regrese algún día, en el que teníamos auditorio, salas de reuniones, un instituto de previsión social y un sinfín de actividades culturales que intensificaban el dinámico ambiente universitario para convertirlo en un espacio educativo único y atractivo.

Invito a los amigos:
@yancar,
@mariami y
@soniap

_{Nota: Todas las imágenes fueron tomadas con la cámara del teléfono móvil, modelo: Samsung SM-A135M.}