Los jóvenes adolecen de personalidad definida porque están en un proceso de adaptación o madurez que se consigue a corto o largo plazo. En este tiempo sufren de encuentros plasmados de contradicciones e incredibilidad que los conllevan, casi siempre, al rechazo de lo que le impone la sociedad o todo aquello que quiera manipular su vida.

_{Los adolescentes están descubriendo un nuevo mundo/Fotografiá de William Muñoz La Cruz}

¿Por qué nuestros jóvenes y adolescentes actúan con más violencia? Explique algunas razones que crean sean los motivos.

Casi siempre actúan de manera rebelde para enfrentar a los padres al estar sujetos por las normas que estos les aplican. También son rebeldes ante la sociedad por lo mismo. Los jóvenes quieren gozar de plena libertad y no ser monitoreados. En ocasiones la rebeldía proviene por actuar en concordancia con sus amigos o sus “héroes” transmitidos por medios de comunicación.

¿Qué podemos hacer para mejorar esta situación o esta conducta? Puede mencionar dos alternativas

La primer alternativa es saber comunicarnos con ellos. Los adolescentes deben comprender y no grabar nuestras explicaciones. Debemos enseñarlos a analizar mediante ejemplos sobre su conducta, sea mala o buena lo que significa que debemos corregir y también premiar sus acciones. Es importante que conozcan otros mundos, otras gentes y escenarios donde puedan participar y crecer. Siempre y cuando le guste.

_{Más que imponerles, hay que invitarlos a la reflexión/Fotografiá de William Muñoz La Cruz}

La segunda alternativa es analizar el medio ambiente donde nuestros jóvenes se desenvuelven. Si tenemos que movilizarnos de lugar para que nuestros hijos estén mas seguros, no debemos dudarlo. Hay que buscar el mejor escenario para ellos. Si se encuentran en un medio donde los convierten en estúpidos, la vida les dará estupideces.

¿Por qué la sociedad de hoy es más apática al dolor ajeno, del prójimo? Explique algunas razones. ¿Le ha tocado ayudar a otros?

Las situaciones extremas, como la económica, ha mermado nuestros sentimientos empáticos hacia los seres que no pertenecen a nuestro núcleo familiar. Lo que nos cuesta conseguir no queremos compartirlo porque lo que nos puede sobrar puede que volvamos a necesitarlo. Podemos recibir afecto de muchas personas a nuestro alrededor pero cuando el destino nos presenta dificultades y requerimos del apoyo de otros, estos simplemente desaparecen. No pueden dar, sea porque no tienen o porque las dificultades, en el caso económico, no les permite arriesgar quedarse sin protección. Eso sucede en Venezuela.

¿Podría enumerar algunos de los principios que le inculcaron o usted inculca a su familia?

Aprendí, desde hace mucho, que nuestro entorno social debe funcionar como una fraternidad donde todos sus integrantes deben compartir para mermar las necesidades de quienes lo necesitan. Porque dar es también recibir y no se trata de interés sino de rotar los recursos que poseemos con otros para estar todos juntos, de alguna manera, protegidos. Mas en una sociedad donde los requerimientos son difíciles de obtener. Compartir nuestros recursos, la amistad, los pensamientos e inquietudes es lo que he querido inculcarle a mi familia todo el tiempo. Creo firmemente que la fraternidad colectiva nos trae beneficios a todos.