Saludos a todos los steemitas del mundo. Hoy me uno al reto de hablarles sobre el miedo, en esta tercera semana del Steemit Engagement Challenge. Edición 18.

Siempre he dicho que le tengo miedo al miedo, ya que este sentimiento nos paraliza y aniquila sin remedio. Desde que somos pequeños, nuestros padres nos inculcan miedos hacia algo o hacia alguien; esas son sus formas de controlar ese torbellino natural que habita en todo niño. De allí que se considere al miedo como una táctica de opresión y alienación, que utilizan muchas personas para controlar o atemorizar a otros. "Ahí viene el loco", "Le voy a decir al policía que te lleve", "Si no comes, te voy a echar la cucaracha"... Esas son muchas de las frases que dicen los padres, aparentemente a modo de juego inocente a sus pimpollos, pero que se quedan por siempre en el subconsciente de estos.

Desde niña he tratado de ser independiente. Quizá, porque vivía con mi hermana-mamá y ella trabajaba mucho. De modo que mientras ella estaba de guardia como enfermera, yo me quedaba en casa, pero jamás he llegado a sentir miedo a la soledad. Eso sí, nunca me han interesado las películas o series de terror.

Sin embargo, ese sentimiento de independencia y de soledad que ha pasado a formar parte de mi existencia, ha hecho que sienta miedo "a depender de otros". Es decir, a no valerme por mi misma para resolver los asuntos cotidianos y no tan cotianos.

Recuerdo que cuando era estudiante del segundo semestre en la Universidad, pisé mal las escaleras y tuve un esguince de tobillo. Eso hizo que me enyesaran; mi compañera de residencia me ayudaba en mi aseo personal y a tomar el autobús para ir a la Universidad. Pero, para mala suerte mía, uno de sus hermanos tuvo un accidente en Ciudad Bolívar, y ella decidió viajar a apoyar a su mamá; y yo me quedé sola.

Eso me perturbó emocionalmente, entonces hablé con el hijo de la dueña de la residencia para que me quitara el yeso. Al principio él no quería, pero luego lo convencí con el argumento de que me sentía mejor y de que buscaría quien me "sobara el tobillo"; entonces él tomó un serrucho y poco a poco me liberó del yeso.

Desde ese momento sufro de dolores en el pie, cada cierto tiempo, pero logré seguir haciendo mis labores del hogar y ocupándome de mis estudios, sin depender de los demás.

Tengo 51 años; sé que la vejez me está respirando en la nuca, jajaja. Así que debo irme preparando para pedir favores a las personas que me rodean. Por eso, hablo con los niños de mi barrio, les doy mi afecto a manos llenas; tal vez sean ellos los que en algún momento me socorran sin que yo se los pida. ESe es mi mayor anhelo.

Representa tu mayor miedo de forma literal o abstracta en una expresión artística o fotografía (muestra paso a paso)