Un paso a la vez

Los que nacimos y crecimos en medianas y grandes ciudades pasamos nuestra vida acelerados, la prisa es parte fundamental y esta es una tuerca primordial en lo que se llama sistema o sociedad.

Somos autómatas que siguen las reglas sin detenernos a pensar en las consecuencias de ir a destiempo en relación con nuestro cuerpo o con las capacidades innatas del cerebro, es la razón primordial de modernas enfermedades como el estrés o la somatización que genera otras que afectan órganos de nuestro organismo.

Nos despertamos pensando que haremos en la noche sin haber usado una hora del día y nos intoxicamos de smog, fatalidad, noticias amarillistas y un sin número de otras cosas que terminan siendo factores que van acortando nuestros días sobre el planeta.

Queremos correr sin saber gatear y proyectamos nuestra existencia más allá de la realidad y terminamos ahogados en deudas adquiridas en enseres o productos que nuca usamos, o que no nos generan la tranquilidad que necesitamos.

Recuerdo que al morir mi abuela esta tenía platos, ropa, artículos del hogar y otras cosas más que nunca usó porque tenía previsto que los estrenaría en una ocasión especial que nunca llegó y terminaron engrosando los enseres de mi casa, la mayoría esperando que llegue esa oportunidad que aún no ha hecho su aparición.

Vivimos esperando un futuro y no disfrutamos el presente, vamos como los caballos purasangres de carrera con gríngolas puestas que le impiden mirar a los lados para alcanzar una meta que hará que otros se sientan felices de que hayamos podido hacerlo, porque hasta las celebraciones se realizan para que otros disfruten y no hablen mal del anfitrión.

En unas regiones de mi país, existe una tradición en la cual los velorios son una gran comilona donde las personas van para aprovechar el momento y los familiares además de llevar el dolor de la perdida deben ser magnanimes con las apetencias gastronómicas de los visitantes.

Si no aprendamos a dar un paso a la vez y disfrutar esa acción como si fuera la última en nuestra vida, nunca seremos felices, aunque existan momentos en que pareciera que lo fuéramos.

Debemos seguir el ejemplo de los alcohólicos que intentan dejar la adicción y no se preocupan por el siguiente día, eso sin perder la perspectiva de una vida futura sin afanes ni imponernos tener lo que no nos hace falta, ni siquiera como manera de alguna ocasión especial.

Tan a destiempo vas muy de prisa como muy despacio, es un adagio que siempre me ha parecido maravilloso y debemos ser prácticos en nuestra vida, tener lo que necesitamos y olvidar parecernos a todos, porque como leí en algún lado atribuido a Napoleón, la mayoría son el ejemplo de lo que es y las minorías de lo que será.

Un paso a la vez es la clave del éxito en cualquier acción que realices, ya que eso impedirá que tus pensamientos se diversifiquen en cosas que no son importantes en ese momento y se fortalecerán tus aptitudes.