La vida, en términos sencillos puede referirse al acto de “estar vivo”, pero mantener activas las funciones del cuerpo y así evitar el estado llamado muerte, no es más que comer para volver a abrir los ojos, bombear la sangre constantemente e inhalar oxígeno para cumplir con un ciclo que ocurre naturalmente todos los días.

Lo antes mencionado es innegablemente una parte de la vida, sin embargo, la vida es más que eso, diría que se trata de “vivir” y no simplemente, “estar vivo” porque uno le otorga sentido a la existencia del individuo, mientras “estar vivo” es el medio ineludible para llegar a “vivir una vida”.

Como dice la frase célebre: “Un hombre sin estudios es un ser incompleto”.

Simón Bolívar.

De la misma forma: Un hombre vivo que no vive, está muerto. Un hombre que vive, incluso al borde de la muerte, puede estar más vivo que cualquiera.

La vida está representada por los recuerdos, las acciones, los sueños y las experiencias de la persona, sus decisiones definen en gran medida todo lo anterior. Podríamos decir:

¿Y qué hacía?

¿Qué hizo?

¿Qué quería hacer?

¿Qué soñaba hacer?

¿A dónde quiso llegar?

¿Qué le ocurrió?

Tantas preguntas relacionadas a la vida, contestarlas todas debe ser casi imposible, pero podemos estar seguros de una cosa, somos como un barco cuyo viaje inicia en un momento particular, y vamos cargando recuerdos, experiencias, sueños, anhelos etcétera. Incluso si no recordamos nada de eso, a partir de esos factores y respondiendo las preguntas antes formuladas podemos llegar a tener un buen perfil de la persona en cuestión, y con ello, sabremos si vivió o simplemente si estaba vivo.

Entonces, la vida se resume en vivir, incluso si estamos muriendo, pero para vivir gastamos una gran cantidad de energía y atención en el mero acto de estar vivos.