¡Hola amigos de cotina! Espero estén pasando una feliz Navidad en sus cálidos hogares. Por mi parte, salí el 26 para realizar un pequeño viaje a Margarita y pasar el 31 de diciembre allá con mi tía @nrvan28. Hoy les voy a contar lo que ocurrió el día 27, pero primero un poco de contexto para entender las cosas mejor.

Contexto - Domingo 26

Hace más de un mes que mi tía venía diciendo que quería ir a Margarita a visitar unos familiares. Convencida de que Dios obraría a nuestro favor para que pudiéramos viajar, me dijo: ¡Prepárate, nos vamos el 22!, y yo con un poco de escepticismo empecé a prepararme para la cruzada que ella había planificado. Cuando llego el 22, se hizo muy claro que nos quedaríamos y me decepcione bastante, pero días después me dijo que lo había reprogramado para el 26 y así fue, el dichoso 26 tomamos un autobús para llegar al terminal y comprar los boletos que nos permitirían llegar a Puerto la Cruz.

Después de un viaje de 5 horas en autobús, llegamos sanos y salvos a Puerto la Cruz sin muchos contratiempos, aunque tuvimos que pasar una noche en una sala de estar porque no alcanzamos un ferry ese día.

Juego diario del 27 – Me despertaron las voces

La noche del 26 nos habían permitido quedarnos en una sala de estar, éramos 4 personas, mi tía, una señora con su hijo y yo. Había programado la alarma de mi celular para que me despertara a las 5:30 am, pero las voces de unas chicas fue lo que me hizo abrir los ojos a las 3:30 de la mañana. Cuando pude enfocar bien la vista, me di cuenta que la sala de estar estaba llena y había llegado mucha gente. No tenía previsto levantarme tan temprano, por ello me acosté y volví a cerrar los ojos 10 minutos después de echar un vistazo a mí alrededor.

Mi tía y yo nos despertamos nuevamente a las 6:30 am, mientras ella hacia unas transferencias con su laptop, yo me llene la boca de panes con dulce de guayaba. Lamentablemente, no había mucho que hacer por mi parte pues no pude llevar libros conmigo. El único libro que tenía era un archivo PDF de El túnel cuyo autor es Ernesto Sábato y lo había devorado la noche pasada.

A las 7 y pico decidimos empezar a caminar al lugar donde se hallaban las oficinas del ferry Gran Cacique, habíamos averiguado el día antes que tenían una salida a las 10:00 am y queríamos tomar ese porque el otro saldría a las 2:00 pm, si tomábamos ese llegaríamos en la noche. Para bien o para mal, cuando llegamos, nos dijeron que los boletos fueron vendidos el día antes. Cuando nos enteramos de eso, decidimos ir por Navibus que tenía una salida a las 2:00 pm.

Nos dirigimos al lugar en cuestión, ya veníamos cansados porque caminamos desde el lugar donde se hallaba la sala de estar hasta las oficinas de los ferrys antes mencionados. Si fuera una caminata normal sería muy sencilla, pero habíamos hecho el trayecto con maleta, bolsos y demás cosas. El equipaje estaba pesado porque traíamos granos, algunos paquetes de harina pan, etcétera. Cuando por fin llegamos, mi tía me dejo con el equipaje en unos bancos mientras ella iba a comprar los boletos para nuestro viaje.