Esa anécdota con el colibrí me recuerda también una un poco parecida con mi abuelo que en paz descanse... El tenia un hermoso jardín y mi abuela había muerto hace ya algunos años atrás para ese entonces, siempre lo visitaba un animalito de esos en las tardes y el decía que era ella que lo iba a ver y como le encantaba cantar, le dedicaba sus hermosas letras. Un día a mi casa que queda frente de la de él entro un colibrí y tratando de salir se canso y estaba casi moribundo así que salimos corriendo a donde el a ver que podíamos hacer. Él nos busco una inyectadora sin aguja y nos dijo que le echáramos un poquito de agua de azúcar... Asi lo hicimos y le metimos el piquito en la punta de la inyectadora con mucho cuidado... Al ratito el pajarito empezó a tomar el agua y se levanto a volar como solo ellos saben hacerlo... Son animales hermosos y lleno de mucha vitalidad.