Concurso Coti-amigo: Semana 14 | Mi canción navideña favorita | por @cruzamilcar63

La verdad es que son muchas las canciones navideñas que se encuentran en el catálogo de mis favoritas; debido a que me encantan estas celebraciones de fin de año, me gustan todas esas piezas emblemáticas que forman parte de la tradición decembrina de nuestro país, sean gaitas villancicos, parrandas o las infaltables melodías de Billo (Billo’s Caracas Boys). El espíritu de armonía y diversión que reina en esos días pascuales dispone a nuestro corazón para recibir, sin objeciones, todo el repertorio discográfico con que se ameniza la navidad y el año nuevo.

Pero hay una canción navideña, por supuesto, a la que le guardo un inmenso cariño y cada vez que la escucho se me enciende el amor por ese pueblo al cual pertenezco. No se trata, quizás, de alguna de esas melodías archiconocidas que a cada instante escuchamos sonar a través del sinfín de medios con los que contamos en la actualidad; sin embargo, les puedo asegurar que dentro del carupanero ámbito oriental sí se convirtió en un resonante éxito que las emisoras locales difundieron con el orgullo de preferir lo nuestro.

La composición a la que me refiero es un aguinaldo que se titula “Mi vida de parrandero.” Fue compuesto por el prolífico poeta popular Yini Arias, quien lo grabó como solista, acompañado del grupo musical que ayudó a fundar, junto con otros músicos y cantantes de su pueblo: Los parranderos de La Loma.

Recuerdo que la primera vez que escuché su ocurrente letra y su contagiosa música, supe en seguida que debía aprendérmela para incorporarla a mi repertorio de cantante aficionado, con el propósito de interpretarla, con el cuatro de acompañante, en los encuentros etílicos e informales que nunca faltan en nuestro irremediablemente rumbero pueblo. Y así fue, infinidades de veces la cantamos en el fragor rutilante de una amanecida en toda regla.

Unos años más tarde, debido a esos caminos imprevisibles por donde nos conduce a veces la vida, me tocó formar parte de un grupo musical perteneciente a la Universidad de Oriente, Núcleo de Anzoátegui, conformado por docentes adscritos al Departamento de Humanidades, al que bautizamos con el nombre de Parrandón Udo-Anzoátegui. Cuando nos preparábamos para grabar nuestro primer disco, que estaba más que todo dedicado a la navidad, necesitábamos una melodía que manifestara la alegría incondicional de los aguinalderos de nuestra región. Fue entonces cuando propuse que incluyéramos en ese trabajo musical “Mi vida de parrandero.”

En cuanto el grupo conoció la canción, quedó encantado, sin embargo, las mejores voces, las profesoras que fungían como solistas, se negaron a interpretarla porque, según ellas, debía ser cantada por una voz masculina; y alegaron, muy convencidas, que debía ser yo quien grabara ese aguinaldo porque lo conocía muy bien y era evidente que ya lo había cantado muchas veces. Me negué de inmediato, por supuesto, porque estoy consciente de que mi voz carece de la armonía y los matices que deben prevalecer en una grabación que seguramente perdurará en el tiempo. Pero de nada valieron mis argumentos, se empeñaron mis compañeras del grupo en que tenía que ser yo el que cantara “Mi vida de parrandero,” y tuve que aceptar.

Una vez que el disco estuvo listo, aprendí a querer, aún más, este aguinaldo porque, a pesar de que, como ya dije, mi entonación no se compara con esas gargantas maravillosas que existen por toda la geografía nacional, fue la primera vez que mi voz emergió como solista en una grabación realizada con toda la formalidad que se requiere en estos casos.

Aquí les dejo esa canción, espero que la disfruten: