Esta es la historia sobre la ciudad electrónica de Japón la cual relata sobre como las familias vivían a nivel cibernético en su totalidad, en sus hogares habían robot, en uno de los hogares había uno de nombre Michel, éste era el mayordomo, hacía comida, limpiaba y acomodaba el jardín, a este robot le hablaban y el captaba las ordenes de sus amos, ya que se diseñó un programa para reconocer las voces de sus dueños.

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Las casas tenía varias habitaciones y en las mismas se observaban las camas flotando en el aire, manejadas por controles, hay también ascensores, camineras eléctricas, todo en la cocina era computarizado, el microondas, cocina, lavaplatos, mesas y sillas. Todas las cosas parecían tener vida.

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Los jefes de la casa el padre Jen Lau trabaja desde su hogar por redes en una plataforma con la bolsa de valores, ganando en bitcoin. La señora de Shau trabaja e igualmente desde casa a través del internet en ventas.

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Sus carros son tipo avión, los mismos pueden rodar en el pavimento, pero si están muy apurados se pueden elevar y salir de las colas.

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Los Lau son una pareja joven en la dulce espera de su primer hijo, desde ya están pensando en una niñera Robótica para dejarla a cargo del niño, además de la cuna mecedora electrónica que ya le colocaron en la habitación tipo capsula, con oxígeno, sensores electrosensoriales que les indique los movimientos del niño y les haga saber cuando llore o este fatigado.

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Todo el estado está poblado por robots, ellos son los que realizan los trabajos de calle, limpieza de las aceras, áreas verdes y otras.

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En los sitios de recreación y centros comerciales los androides son las figuras de empleados, comandados por computadores desde las centrales.

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Es una ciudad supersónica donde al visitarla nos sentimos como si vivimos en el 2035 por allá por toda la nueva era de la cibernética.

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