Quizás, tú

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Clara veía su café bar inaugurado por fin, tal como ella lo deseaba, con sus paredes en rosa suave, mesas acogedoras con sillas alrededor, algunas flores dispersas en sitios selectos, su personal de confianza trabajando, era un sueño que anhelaba además del espacio especial que hizo para aquellos lectores que andaban en busca de un sitio tranquilo y con buen ambiente.

Ella no tomaba mucho café, no era su bebida favorita pero Silvia le hacía uno con chocolate que amaba tomar en compañía de alguna novela, por supuesto luego de sacar cuentas y organizar.

-Clara, ya vamos a cerrar, necesitas algo?, pregunto Carmen.

-No, me quedaré un rato más, debo hablar con unos proveedores, solo cierren bien y saldré por la puerta trasera.

-Te deje unos sándwich hechos, seguro se te hace tarde acá.

-Gracias Carmen, te adoro por eso. Vayan con cuidado.

El café contaba con la planta baja y un piso adicional, le permitía a sus clientes disfrutar del atardecer, aprovecho de ir a observar antes de meterse con Excel y todo lo que debía hacer.

El cielo estaba de un tono naranja hermoso, ella estaba en España, lugar donde siempre quiso ir, apenas tenía dos años allí y tenía amigos maravillosos menos a el. Observo su anillo, mientras lo llevaba a su corazón, nunca era fácil olvidar y ella era una tonta para dejar atrás lo vívido...

6 meses atrás...

-Cierra los ojos, prometeme que los mantendrás así.
Clara sonreía y se dejaba guiar por el, el hombre que por fin la hizo amar de nuevo.
-No soy tramposa Eleazar, solo no dejes me caiga.
-Jamas mi reina, siempre estarás protegida en mis brazos.
Caminaban y sentía la brisa marina, olas, sin duda estaban cerca de la playa.
-Te hice una promesa que estaríamos juntos siempre, logramos superar la distancia y ahora solo debemos disfrutar nuestro amor. Abre los ojos.
Al abrirlos sus ojos estaban encantados con el escenario que tenía en frente, era un acantilado.
-Pondre este anillo en otro dedo porque el otro dedo ira con otro más especial, solo quiero recuerdes que te quiero más que a nada, tan fuerte y enorme como este mar, mi promesa es que estaremos juntos, sé que debo viajar pronto pero no encontraremos en España y allí todo será diferente.
-Lo será, no sabes cuanto te he esperado, mis días sin ti han sido tan grises, pero nos tenemos y tu amor me hace ser mejor.
-Ambos somos mejores Clara.
El la beso como si no hubiera un mañana y ella pensó que quizás, ahora era su turno de ser feliz.

Clara abrió los ojos y se quitó el anillo, recordar no le hacía bien, eran palabras vacías que el viento se llevó y ella sabía que el amor simplemente era un espejismo en su vida.

Cuando el se fue de viaje la hizo a un lado y ahora esta en brazos de otra mujer, quizás mejor que ella, al final sólo la lastimó de la manera más dolorosa, había creído en el y sin más la dejó, aún desconocía el motivó pero al menos ella aún unía los trocitos de su corazón.

España era su hogar temporalmente y ella si vino a este lugar a cumplir sus sueños, sueños que tenían en conjunto, pero quen dijo que dependes de otra persona para alcanzarlos.

Sonrió y limpió sus mejillas, sabía que esos recuerdos la acompañarían siempre pero iba a salir adelante siendo la profesional que era.

-Clara
-Silvia, pensé te habías ido.
-Sé que es una fecha sentida para ti, hace dos años llegaste y desde entonces somos amigas.
-Ten, te regaló este anillo, nada me ata a el. Se lo puso en la Palma de la mano.
-Pero nunca te lo quitas.
-Es la hora, es como un horocrux para mi, no quiero tenerlo cerca.
-Vale, mejor vamos y te llevó a casa.
-Estaré bien, mejor buscas dos cervezas y brindamos tía.
-Aun no has tomado el acento y te sale horrible.
Ambas rieron y supo que no estaba tan sola, paso a paso pensó.