Una Imágen Una Historia: Amor de red social. 📳

Miro mi reflejo por última vez y me sonrío a mí misma, llevo un vestido ceñido a mi cuerpo que resalta mis curvas de color azul rojo. Mi cabello caoba va a amarrado en un medio moño y me veo preciosa.

Tomo mi móvil y antes de salir me saco unas cuantas fotos donde salgo muy bonita. Aunque bueno, le agrego un poco de edición antes de subirla a Instagram con unas palabras que dicen "Lista para la cita con mi chico"

Entonces salgo de casa encontrándome con su silueta visible a pesar de la tenue luz de la luna, él lleva un traje y se ve atractivo. Aunque no le presto mucha atención, pues hay algo en Instagram que llama mi atención.

Es una de mis mejores amigas, luce hermosa y por lo que veo en sus fotos se ha comprometido. Frunzo el ceño porque no puedo creer que yo me esté quedando atrás, casi todas se han casado, otras están viajando con sus novios y viviendo su vida muy plena y feliz.

Y entonces estoy yo. Sara. La pobre chica reprimida de hacer cosas por el trabajo de su novio empresario.

Me acerco a Edwin quien me da una mirada rápida para volverla a plasmar en el móvil. Intento buscar un poco de su atención llamándolo, pero está tan ocupado en lo que sea que esté viendo que no consigo una respuesta.

Acudo a la única opción que me queda y le doy con mi bolsito de mano con todas mis fuerzas por el pecho. Haciendo que levante inmediatamente su mirada y tome el bolso entre sus manos. Edwin suspira y me ve con mala cara.

—Dos años de relación. Hoy los cumplimos, ¿sí lo recuerdas? ¿Verdad mi amor?—ironizo con una sonrisa falsa.

—Sí—se limita a responder.

—Entonces abre al menos la puerta para tu novia.

A regañadientes él hace lo que pido. En el camino yo reviso mis redes sociales nuevamente y respondo algunos mensajes pendientes. Él finje estar molesto porque estoy usando el móvil, pero lo atrapo varias veces mirándolo, aún cuando está conduciendo.

No tiene caso pelear por eso, se ha convertido en nuestro día a día. Fotos para encajar, llamar la atención y darle de que hablar a los paparazzis que esperan ansiosos una nueva noticia del empresario Edwin Cavallier para hacer el mundo explotar.

No hay intimidad ni caricias, solo publicaciones y likes.

Al bajar del auto su actitud cambian notablemente debido a que hay unos cuantos reporteros esperando su llegada. Él abre la puerta para mí y preparo mi mejor sonrisa salimos los dos tomados de la mano y lucho para que mis ojos se mantengan abiertos con tanto flash, porque ni con el tiempo se han acostumbrado.

El lugar lujoso nos recibe con su típico olor a incienso. Es el único restaurante al que venimos dada a la privacidad que nos brindan.

Sentados una vez en la mesa Edwin ni siquiera llama al mesero. Solo toma la carta que está arriba de la mesa y escanea el código qr que en ella hay. Luego me la extiende para que yo haga lo mismo.

Al final termino pidiendo una pasta a la carbonara con los ánimos muy bajos. Los dos nos concentramos nuevamente en el móvil y dejamos atrás lo que podría ser una animada charla entre nosotros.

Un ¿cómo te fue hoy? O ¿Qué tal van tus días? Pero eso no existe entre nosotros. Sólo somos una pareja que finge amarse ante los demás y se muestra muy feliz, cuando al llegar a casa lo único que hay es distanciamiento y vacíos.

La única vez que Edwin me habla en toda la noche es cuando posa la cámara frente a nosotros para tomar unas fotos que él pueda enviar a la prensa.

De resto, solo me queda resignarme y entender que el hombre que amo y yo, solo tenemos un amor de red social.