La noche era tan cautivadora como siempre, y aunque parecía un día tranquilo como cualquier otro, los rincones de está hermosa ciudad ocultan feroces batallas que nunca llegan a ser conocidas y permanecen eternamente en el abismo. En un complejo de apartamentos, especialmente en el décimo quinto piso había una mujer semi-desnuda que aparentemente observa el gran panorama que se muestra a través de su ventana. O eso es lo que pensaría cualquiera que la viera.

Si nos acercamos más para ver mejor lo que hace, entonces nos daremos cuenta que ella no está observando el paisaje de una ciudad nocturna. Al contrario, ella estaba enfocada en su reflejo, lo observaba de arriba a abajo y de abajo hacia arriba. No había ninguna expresión en su rostro, pero aún así se podía sentir la ira, el asco la tristeza, el rencor, el odio y un sin fin de emociones que te asfixiarían si te dejarás llevar por todas ellas.

Ella lo había perdido todo. No tenia motivos para vivir, su vida carecía de sentido. Y como si fuera un ritual todos los días se encontraba a la misma hora observando su reflejo y tocando con la mano cada parte de su cuerpo. Solo para darse cuenta de que no sentía nada, era como si estuviera muerta. Hace mucho que había perdido su capacidad de sentir.

Todos los días ella se debatía entre seguir viviendo o apagar la pequeña llama de su miserable vida. Deseaba con todas sus fuerzas la muerte, pero algo evitaba que diera el paso final. ¿Una promesa? ¿Un legado? ¿Un recuerdo? ¿Venganza?Cualquiera que fuera el motivo causaba una impotencia que solo intensificaba sus emociones, las cuales nunca se reflejarían en su cara. Acto seguido recoge algo que estaba cerca de sus pies.

Si aun fuera como antes de seguro que sentiría el frió del metal al momento que el cañón de la pistola hace contacto con su sien. Esta no era la primera vez que hacia esto, pero tampoco seria la ultima. Con una simple acción seria capaz de obtener lo que quería, pero por más que lo intentará el gatillo nunca fue presionado.

Sin embargo, sucedió algo inesperado que nunca había ocurrido antes. Sus emociones alcanzaron un nivel infernal y en un arrebato de ira apuntó a su reflejo y disparó una y otra vez hasta que el cartucho quedara vació. Las grietas en el cristal distorsionaban su reflejo, y aunque sus emociones no se habían calmado para nada, se percató de algo. Una lagrima se derramaba de su ojo derecho. Era algo que no tenia precedentes y la había dejado algo confundida. Casi por instinto se alejo un poco de la ventana y acto seguido empezó a correr hacia ella.

El cristal fue atravesado fácilmente y ella comenzó a caer hacia lo que parecía un encuentro seguro con la muerte. En su rostro aunque casi imperceptible apareció una leve sonrisa.

—¡No te perdonaré! Juró que cada uno pagará por lo que hicieron —exclamó inquisidoramente. Se podía notar un leve brillo rojo proveniente de su ojo izquierdo.