Hablar de los miedos o, del miedo, es algo un poco complicado. Para mí lo es, porque significa re-crearlo a cada uno o, en el peor de los casos, al que más te afecta. Claro está, todos hemos sentido alguna vez en la vida, temor a algo o a alguien, sean este algo y ese alguien, reales o imaginarios. Uno de los miedos que más vivos tengo aún, es el miedo a la oscuridad. Lo admito: todavía siento temor a la oscuridad. Ahora bien, ¿De dónde viene mi miedo a la oscuridad? Jamás he ido a preguntarlo a un psicólogo, pero tengo una teoría. Fui asmático desde los 6 meses de edad hasta los 12 años. Siendo un niño de 7 u 8 años, estuve hospitalizado varias veces en hospitales públicos. Algunos de estos centros no admitían familiares durmiendo con el niño (a nadie!) por lo que las noches, a partir del momento en que mi madre y mi padre se marchaban, eran terriblemente largas, en medio de una oscuridad que, si bien no era absoluta, ya que dejaban algunas luces encendidas, estaba rodeada de llantos, lamentos y quejidos, míos y de otros niños. Creo que allí se origina ese miedo a la oscuridad. Asocio lo oscuro a la tristeza de aquellas horas de hospitalización, siendo un niño apenas. Y ese temor, creo que dio origen a otros miedos que luego aparecieron en mi vida. Les digo esto porque otro de mis miedos es a la soledad. Sé que estar sólo es necesario y positivo para la reflexión y la autoevaluación, pero no me acostumbro a estar sólo, y no dudo en vincular eso a mi dura infancia en los hospitales.

      Hay un miedo muy curioso que alguna vez vivió conmigo. Es difícil de explicar y yo, en lo particular, no he encontrado a nadie que, al menos, lo reconozca. Hablo del miedo al #AMOR. Sí, aunque sé que les parece extraño, en un momento de mi vida, entre los 16 y los 19 años, decidí no enamorarme por miedo a sentirlo. En aquel momento, estaba muy dedicado al fútbol, tanto que llegué a pensarlo como una carrera para mí, sólo que en Venezuela ese deporte no tenía el apoyo que luego tuvo y que se mantiene, por lo que hacer carrera era muy difícil. En ese escenario, también reflexioné sobre el amor y, aunque mis amigos tenían sus novias y yo andaba con ellos, cada vez que se presentaba una ocasión, yo huía elegantemente. Alguien dirá: es miedo al fracaso y no al amor. No, yo estoy seguro de que fue miedo a sentir amor, a comprometer mi corazón en una relación que luego implicaba tiempo y dedicación. Tenía temor de vivir el amor!

      Bien, como verán, mis miedos a la oscuridad y a la soledad, viven conmigo. He aprendido a tratarlos, a hablarles y a comprenderlos, pero siguen estando aquí, conmigo. Mi miedo al amor lo superé cuando conseguí en él, la satisfacción de la felicidad compartida y, aunque, me he divorciado tres veces, puedo asegurar que no hay nada como el amor. Hoy, a mis 55, vivo una hermosa relación de mucha comprensión, responsabilidad y entrega con una mujer maravillosa con la que sigo aprendiendo a amar y con la que estoy seguro, llenaré mis días y mis noches del presente y el futuro.

      Quiero agradecer a @xpilar, por todo el apoyo brindado; a @franyeligonzalez por esta iniciativa tan estupenda y a @fjjrg por su amable invitación para participar.