Hola! No, no es un saludo para todos, es un saludo para ti, para quien me lee. Si, es contigo. No, no me conoces. O, mejor dicho, eso crees. Jamás me has visto, verdad? A la muerte no se le conoce sino hasta que llegas a ella. Nooo…no soy la muerte. Si yo fuera ella, ya no estarías leyéndome. ¿Lógico, no? Es decir, si la muerte te hubiera encontrado, no podrías leer nada. Aunque, ni tu ni yo sabemos si desde el más allá se lee. En cualquier caso, es preferible que sigas con tu lectura para que compruebes que estas vivo. A diferencia de la muerte, yo paso más tiempo a tu lado que ella. Es decir, somos cercanos, pero no necesariamente andamos juntos. Aunque no lo creas, ayer, cuando manejabas, yo andaba contigo. Intenté distraerte en algún momento, pero no caíste. Eso es bueno, aunque a la muerte no le gusta. No hay un ser humano que no me conozca. Todos, sin excepción de edad, me han tenido tan cerca!! Algunos son atrevidos y me retan. No pocos terminaron a tres metros bajo tierra. El atrevimiento no es bueno a veces. Cálmate, relájate, que la hora no importa. Pueden ser las diez de las noche, las 2:35 de la tarde o las 11:15 de la mañana. No voltees porque no me verás. Sigo estando aquí.

      Salté de párrafo para decirte que debes estar atento. Sí, mucho más atento que hasta ahora. ¿Tienes hijos, esposa, esposo, padres? Diles que se cuiden. Tu madre debería tener más cuidado con su azúcar alta. La diabetes puede llegar a ser terrible. ¿Tu padre? Ya no es un niño, por lo que no debería consumir tanta grasa. Si puedes hablar con ellos, hazlo. No esperes porque puede ser tarde y recuerda, la muerte siempre anda cerca de mí. Qué curioso. No tengo idea de por qué estoy hablando de esas cosas. Si, acertaste. Yo soy el peligro! Hay una dama a la que no le gusto para nada, fue la misma que impidió que mis travesuras te distrajeran cuando manejabas. A esa dama, la llaman Precaución. Uff! Acaba de llegar. Se acercó a tu oído y te dijo algo. Seguro que pregunta qué haces hablando conmigo. Dile que nada. Son cosas tuyas y mías. La conozco desde hace miles de años, sabes? En ocasiones, es atorrante, pero ya me acostumbré a su presencia. Jamás nos separamos. Por eso, es mi eterna acompañante! “Precaución. Peligro” Chao! Y no te descuides!