Weekly Contest, "Creating Stories Week #7". /Concurso Semanal, "Creando Historias Semana #7"

En el cielo no había luna y la noche estaba oscura. Solo los pasos de Evangelina que caminaba rápido para llegar a su casa era lo único que se oía. Eran diez para doce y de pronto un farol se encendió e iluminaba una extraña figura vestida de blanco.

Evangelina se detuvo pero su corazón latía de manera ensordecedora. Desaceró el paso y se acercó a la figura blanca que había visto a lo lejos. Era como un fantasma o un espíritu montado sobre una cama. Ella no comprendía cómo podía estar una cama en la mitad de la calle.

Miró hacia atrás y todo estaba demasiado oscuro para regresarse y buscar otro camino. Respiró profundo y siguió caminando hasta estar muy cerca de la figura espectral.

Sabiéndose atrapada entre la oscuridad y el fantasma, Evangelina metió su mano en la cartera que llevaba consigo y buscó con sus dedos un rosario que le había regalado su abuela. Lo agarró fuertemente entre su mano y lo sacó de la cartera. Ya estaba cara a cara con aquella cosa que seguía viendo.

“¿Quién eres tú?” Le preguntó Evangelina a la figura con voz temblorosa.

Pero no le respondieron nada.

Ella le mostró el rosario y le dijo –“vete, estás aquí para asustar a la gente. Mira, yo estoy protegida por una fuerza más grande que tú. ¡No te tengo miedo!”

La figura se encorvó como si padeciera de algún dolor y lo que le daba forma humana se esfumó quedando solo la cama con la sábana blanca.

Evangelina se llevó sus manos al pecho y rezó un Padre Nuestro. Estaba paralizada. No sabía si estaba en una pesadilla o si lo que había visto era real. De pronto, una mano se posó sobre el hombro de Evangelina y ella gritó.

“Qué te pasa mujer, vine para acompañarte a tu casa porque la noche está muy oscura”, dijo el cocinero del negocio donde ella trabajaba. “Saliste rápido y ahora fue que pude alcanzarte”.

Evangelina reconoció la voz de su compañero de trabajo y los abrazó muy fuerte. “Gracias Ramón, acabo de ver un fantasma montado sobre esa cama”, dijo Evangelina casi llorando.

“Vámonos de aquí mujer, esa cama en la mitad de la calle está muy rara”.

Los dos caminaron rápido, sin mirar atrás, para alejarse de aquel lugar. Pero la figura espectral volvió a erguirse sobre la cama para consumirse el alma de algún caminante sin rumbo.

Fin

La fotografía es mía de una obra de teatro.