Weekly Contest, "Creating Stories Week #6". /Concurso Semanal, "Creando Historias Semana #6 / La Zona

Gracias @adeljose y a la comunidad @WorldOfXpilar @Steemi por la creación de este maravilloso concurso y a @xpilar por el apoyo para desarrollar nuestras historias.

_{La Zona}

Dibujo realizado por @joyarub para esta publicación

Cuando era niña me columpiaba encima de un árbol viejo en una zona alta que daba hacia un risco, pero ahora se había desprendido parte del terreno y la zona fue restringida.

Yo pasaba vacaciones cerca del lugar y me reencontré con Marcel mi amigo de la infancia, y me contó que desde hace unos cuantos años los aledaños aseguraban haber visto extrañas apariciones misteriosas.

Eso era justo lo que andaba buscando, algo interesante para escribir en una revista, así que le dije a Marcel que necesitaba ir a ese sitio; Trate de convencerlo y a pesar de su negación terminó por llevarme donde el mar se detiene de golpe.

Siempre quise mirar sin ser vista, mirar admirando en silencio era para mí una sensación de estar a escondidas, o como salirse por un rato fuera de lo que es.

• Livia: ¿Tienes miedo a no pertenecer a nada?

Marcel se quedó en silencio y soltó una sonrisa sin querer, apagó el carro, las luces y nos fuimos con cuidado al borde del risco. Estaba haciendo lo que siempre quise hacer: encarar mi propia victoria.

El árbol estaba seco, casi al borde del abismo. Marcel me ayudó a colocar el columpio a duras penas como tratando de desistir que lo hiciera.

El ambiente era pesado, erizaba mi piel, la brisa soplaba con fuerza susurrando palabras húmedas y extrañas. Mis sentidos no me producían la misma plenitud de niña

• Marcel: En este lugar las reglas de la naturaleza cambiaron.
• Livia: ¿Por qué?- Le pregunté en voz baja-
• Marcel: No se entiende del todo que es lo que pasa.
• Livia: Solo deseo columpiarme, volar libre por el espacio.

Mi curiosidad creció al igual que mi impulso, así que preparare mi cámara para fotografiar mientras Marcel seguía explicándome sobre el asunto, pues según hubo personas que regresaron y no recordaban nada.

• Livia: ¿Crees que se trate de una alucinación?

De pronto a través del lente de la cámara pude enfocar como la luz de la noche se tornaba de color violeta.

Marcel se puso nervioso, me bajo hasta el suelo con nuestros pechos fijos en la tierra. Esa posición limitaba mis movimientos, pero también evitaba la detección.

• Livia: Hay señales, ¿escuchas?

Una onda como de radio trasmisor llenaba el aire con debilidad. Nos quedamos en silencio observando lo que surgía, no sabía si mirar por el ojo del lente o ver desde afuera.

• Marcel: No estamos solos - Susurró con un tono escalofriante-

Un aire frío recorrió mi cuerpo, mi dedo casi congelado apretaba el botón de la imagen tan seguido como me lo permitía. Corrí desesperada hasta el columpio y empecé a balancearme con fuerza mientras mi cuello sostenía la cámara.

Marcel repetía incesantemente que nos moviéramos, que regresáramos, no sé cuántas veces lo dijo, cuando de pronto una cápsula con luces emergía de las profundidades cambiando de colores hasta que se detuvo.

Yo me columpiaba en el aire encima de un camino estrecho y empinado; El mar resonaba contra las rocas, los truenos rasgaban las nubes que no parecían estar a un metro de mi cabeza.

En el cielo empezaron extraños destellos hasta que una luz se posó sobre nosotros tan clara como el día. No sabía lo que era, pero sentía un magnetismo fuerte

• Marcel: ¡Salta!

Giré la cabeza y vi a Marcel con el cuerpo entumecido; de repente mi cuerpo recobró la razón y de un salto caí hasta el borde de la orilla. Marcel tomó mi mano y de un tirón me subió segura hasta los latidos de su pecho repitiendo varias veces ¿Estás bien? ¿Estás bien?... Me bajó de nuevo hasta el suelo y nos deslizamos por la tierra rampando hasta el carro.

• Livia.- ¡Sácame de aquí! – le dije angustiada.

Y por primera vez una chispa de miedo cruzó por mi mente con tan solo pensar que hubiese podido pasar si se desprendía la cuerda del columpio.

• Livia: Disculpa, creo que he actuado como una inmadura.

Marcel puso en marcha el carro, me vio con una sonrisa a medias y se sumergió en un silencio, ese silencio que todo lo oculta que todo lo llena de misterio. Sentí escalofríos, no podía pensar en lo que sucedió, solo quería estar en un lugar seguro, así que recosté mi cuerpo con el de Marcel y cerré los ojos.

Al día siguiente cuando desperté, Marcel hablaba con mis padres, recreaban pasajes de la infancia. Me saludó afectuoso, sin preguntas, así que lo invité un momento aparte de los demás.

• Livia: ¿Qué paso anoche?
• Marcel: Te caíste y quedaste inconsciente.
• Livia: ¿Y las luces? ¿Y las naves?
• Marcel: ¿De qué hablas? No existe tal cosa. Me imagino que tuviste una pesadilla por el golpe.

Lo miré asombrada. Me tomó de la mano, me entregó la cámara y la revisé. Solo había fotos de un paisaje con un parque a cien metros de un risco cercado por un perímetro militar.

No recuerdo nada, así que decidí empezar a escribir el artículo en la revista:

En un lugar que no existe…

FIN