“Cada cabeza es un mundo” 🌍 reza un dicho bien conocido y son tantas las cosas, problemas, historias y conversaciones internas que podemos tener con nosotros mismos, conversaciones importantes que nos llevan a la reflexión e interpelación.

Están saliendo del invierno, se comienza a sentir el calorcito tan añorado del sol, así que doña Matilde decidió salir a dar un paseo. Trabajó toda su vida como enfermera y ya está jubilada. Su esposo también está jubilado pero ciertos días imparte clases de literatura en un centro comunitario cerca de su casa y cerca de allí está la plaza donde ella decidió pasar, quiso tomar una café mientras disfrutaba de la tranquilidad del momento pero ¡Qué cosa tan extraña, la cafetería está cerrada! Tenía algunos días que no pasaba por allí y no se había percatado de ello.

Aún así no se privó de la tranquilidad del momento. Ese día en particular amaneció pensando en lo afortunada que había sido durante su vida, tuvo 3 hijos que hoy en día están pendientes de ellos, con su esposo aún en las buenas y malas, lograron mantener un matrimonio estable y superaron tantos obstáculos y pruebas juntos.

Pensaba en que una de sus hijas, la menor, aún y cuando también demostraba ser una buena persona, parecía no tener éxito en el amor, ya tenía un divorcio y su segunda relación parecía que no iba a durar mucho. Cómo madre le entristeció pensar en el sufrimiento que ahora mismo podría estar teniendo su pequeña, porque las madres siempre va a ver así a sus hijos por muy adultos que sean. Su hija no le contaba nada al respecto pero su instinto arácnido de madre lo sospechaba, con solo ver su rostro o escuchar su voz, ya sabía que algo andaba mal.

En ese torbellino de pensamientos, intentaba buscar una explicación a la situación de su pequeña y en cierta forma se preguntaba sí ellos como padres habrían fallado de alguna forma en la educación de su hija, lo que si tenía claro era que mientras ella tuviera aliento, su pequeña siempre contaria con su amor y apoyo ❤️

Inmersa en sí misma agradeció a Dios por haberle dado una vida grata y confiaba en que escuchará sus oraciones y que su hija pronto descubriera su camino y encontrará la paz y tranquilidad que siempre anhelaba, ese compañero que al igual que su padre, caminara con ella hasta el final. Así trancurrieron un par de horas, hasta que divisó que su amado esposo salía del centro comunitario y sin más se puso de pie y fue a su encuentro, para invitarlo a continuar la caminata en la plaza de su brazo 🧓🏼

Gracias infinitas a todos por pasar a leerme y espero hayan disfrutado de mi relato. Para este divertido concurso invito a mis amig@s @yosiven @rosmarycar91 🫶🏻

Las fotos son propias tomadas con mi Nokia G310 5G y la portada creada en Canva

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