Cuando estábamos por pasar al tercer año, Sara me dijo que sus padres planeaban separarse y, su papá, quién quedó con su custodia, le comunicó que iban a mudarse de ciudad.

Nos despedimos y, debido a la tecnología del momento -era dos mil cuatro- no pudimos comunicarnos.

Al llegar al café donde nos citamos de di cuenta de dónde estaba sentada porque ella tenía el mismo paraguas que yo. Al acercarme, ella entornó los ojos intentando reconocerme. Al hacerlo, sonrío enseguida. La abracé y la besé para luego sentarme a conversar.

Nos contamos todo lo que pudimos en esa cita. Descubrí que tomamos las mismas carreras, vivimos en casas muy parecidas, y ambas nos casamos después de los treinta.

El tiempo no nos alcanzó para seguir contándonos cosas. Pagamos la cuenta, nos despedimos y salimos del local.

Nos comunicamos por WhatsApp y seguimos saliendo con frecuencia. Meses después del encuentro, empecé a caer en cuenta de que, de nosotras dos, soy la única que ha presentado a su familia y amigos mientras que ella mantiene un velo sobre su vida familiar. Mi curiosidad crecía cada día. Sentía ganas de saber qué ocultaba y porqué lo hacía. En muchas ocasiones, mientras hablábamos por el teléfono o nos veíamos cara a cara, la tentación de preguntarle amenazaba con escapar de la cárcel de mi boca y hacer su voluntad.

En un intento de hacer que dijera algo personal yo hice algo parecido:

-Recuerdo que cuando tenía diez años yo pensaba que, si tenía un hijo varón, lo llamaría Fernando. Siempre me ha parecido un lindo nombre.

-Yo nunca pensé algo así –contestó ella. Internamente yo estaba feliz que hubiera mordido el anzuelo-.
Me quedé esperando a que agregara algo más… Me quedé con las ganas. Ella cambió de tema.

-Estoy pensando en inscribirme en clases de baile –soltó ella tras sorber su café.

-¿En serio? ¿Qué clase de baile?

-Quisiera ballet.

-Eso se ve complicado.

-Es por eso que lo elegí.

-¿Por qué no eliges algo más sencillo?

-¿Sencillo? ¿Cómo qué?

-Danza árabe.

-No me llama la atención. Además, sólo porque los bailarines de danza árabe no hagan demostraciones de flexibilidad y no giren como lo hacen los de ballet no significa que la danza árabe sea más fácil.

Permanecimos unos segundos en silencio hasta que ella dijo:

-No quiero hablar de cosas muy personales, Kati.

Ahí entendí que, mi curiosidad se disolvió.