En casa de mi abuela, una casa muy vieja, de esas que tienen patios dentro de la casa, había una fuente en el centro de ese patio, donde las aves llegaban a tomar agua. El ruido del agua fluyendo por la fuente era mágico, ahí se reunían a conversar mi abuela con mis tíos y algunos amigos de la familia. En ocasiones, una de mis tías se sentaba sola a ver la fuente con su cuaderno de notas, varias veces la vi y tenía curiosidad por saber que tanto escribía.

Una tarde la vi en la sala con el cuaderno, estaba haciendo algunas notas, me acerqué y le pregunté sobre que tanto escribía en la fuente de agua. Ella sonrió y me dijo: - habías tardado mucho en preguntar, yo me siento en la fuente, por que ahí me relajo, ahí dejo que mis pensamientos fluyan, observo las aves que llegan a bañarse o a tomar agua, me deleito con el canto de ellas, y eso querido sobrino, me da paz, mucha tranquilidad, y algunas veces me inspiro y escribo algunos versos.

Puedo ver?, le pregunté, con apenas 10 años, mi tía Graciela me estaba abriendo las puertas al mundo de la poesía, me mostró algunos versos, me dijo que los leyera en voz alta, ahí me enseñó a declamar, a recitar los versos. Me pareció mágico y divertido, ese día leí como unos 5 poemas, le pregunté si lo podía intentar, ella sonrió con una mirada de esas de complicidad, me guiñó el ojo y me dijo: - te gustaría?, le respondí que sí, pero no sabía como hacerlo, entonces me dijo: - deja que tu mente trabaje sola, deja que las palabras fluyan y escribe lo que se te venga a la mente, no te preocupes de que rime o no , simplemente escribe lo que sientas, lo que creas que quieres escribir, deja que tu mano guíe el ritmo y tu corazón maneje la pluma...

Wuaoooo, no entendí mucho, pero dejé que mis pensamientos me guiaran, vi un ave posando en la fuente, de pronto, sentí que me miraba, y así, de la nada, mirando la fuente de agua, empecé a escribir, francamente no recuerdo que escribí, pero tenía que ver con el agua y la fuente como el lugar donde las aves cantan, mis primeros versos fueron muy bastos, toscos y simples, jajajaja, pero realmente me encantó.

El siguiente sábado fuimos a casa de la abuela, ya entrada la tarde, después de la cena, le dije a mi tía Graciela, que quería sentarme con ella en la fuente, ya ella sabía para qué era, me dijo: - anda a lavarte y espérame allá, voy por mi cuaderno, cuando me senté frente a la fuente, en el banco había un cuaderno azul y un bolígrafo, el cuaderno era nuevo y había una nota sobre él, la cual decía: - "Pancho, en esta etapa de tu vida necesitaras un cuaderno nuevo y una pluma virgen para que las llenes con tus versos y prosas, con los latidos de tu corazón y con las letras de tu alma, simplemente, acércate a la fuente de tu inspiración y deja que la vida misma te inspire".

Me acerqué al borde de la fuente, y allí en el fondo, entre las piedras, observé las burbujas que estaban emergiendo del fondo, y desde entonces, como esas burbujas, los versos y prosas emergen de mi ser, de mi pluma, de mis pensamientos, de mis sentimientos, los versos fluyen desde el alma.

Gracias tía Graciela, por enseñarme el camino de los versos, de la poesía.

Cómo una nota adicional a este cuento, y a pesar de que ella nunca publicó sus poemas, otro tío mío sí lo hizo y otros tíos y primos también han escrito sus versos y prosas, poemas enteros, llenos de sentimiento, y todos inspirados por la fuente de agua de la casa de la abuela. Pero esa es otra historia.

Saludos cordiales a todos.