Cualquiera pensaría que ha sido fácil el camino para llegar a mí; sí, a mí, porque al final de cuentas cada uno hace su propio recorrido y al llegar al final se retira solo, tal cual llegó.

Me pertenece la ruta, igual que los medios que he utilizado para transilarla, escollos ha habido y muchos, nadie dijo que no sería abrupto. Son esos riscos los que me han permitido luego disfrutar de lo llano.

Escalar a tu lado para luego de la mano poder contemplar el mar es un lujo que aún no hemos podido alcanzar.
Nuestros destinos se encontraron para compartir las esperas, y ha sido todo un desafío. Cuando pensamos que estamos ya frente a nuestra propia comunión, algo ocurre y nos pone una puerta de por medio.

No pasa nada, nos decimos casí al unísono y eso me alegra, poder coincidir en pareceres y metas es apaciguador. No hay apuro. Nunca lo hubo, solo que acostumbrada como estaba a seguir patrones pensé que este también sería un juego de rituales aprendidos, ha sido agradable descubrir que no tenemos por qué imitar la manera de desandar los lios que tienen los demás.

A veces en sueños te pierdo, es una verdadera pesadilla encontrar los hilos que nos unen, y despierto angustiada y al mismo tiempo feliz de ver que el horizonte sigue siendo azul mar y que el cielo siempre podrá darnos el mejor cobijo.

Estamos juntos, pero ambos sabemos que la conquista es personal, que estar bien consigo mismo es el primer deber, a partir de ahí todo puede pasar.

Tú seguirás cada día entretenido en organizar tus líneas, afinar tus cuerdas, y recuperar las fuerzas; yo continuaré reconociendo cada hebra de mi raido tapiz, para una vez organizados los hijos poder decir que sí viví y continuar tejiendo.

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Imagen propuesta por @xpilar

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@charjaim